Templo de las Cenizas y Crematorio

Sitio y paisaje

Este proyecto es el resultado de un concurso cerrado llamado por Campos de Paz, entre cinco firmas elegidas especialmente. El lote, asignado en el concurso y de forma vagamente triangular, está situado sobre uno de los bordes del parque, elevado unos 8 metros sobre el nivel de la calle; sus dos lados restantes se enfrentan, respectivamente, a las salas existentes de velación, configuradas en un semicírculo, y a la capilla Asunción.
El conjunto está conformado por un edificio macizo de proporciones horizontales que alberga los cenizarios, además del templo. El edificio se eleva como una pieza única que define un límite concreto a lo largo del borde del lote y hacia la calle; el templo, con sus funciones sagradas, queda semienterrado debajo de una terraza desde la que se abren vistas impresionantes hacia la ciudad.

Para cada uno de ellos se establece un acceso independiente.

Desde la entrada principal del parque, y por calle interna que bordea las salas de velación, se llega a una plaza pequeña y un espejo de agua que conducen hacia el edificio de los cenizarios; el acceso principal se sitúa sobre el lado más corto y siete accesos alternativos se suceden a lo largo del lado opuesto, uno de ellos conectado a un oratorio central. Este borde acompaña la pendiente natural del terreno en la dirección sur-norte, que posee una diferencia de nivel de 3 metros, y asciende hasta una terraza desde donde se tiene una perspectiva completa de la capilla Asunción.

Desde la calle interna que separa el templo de la capilla, unas grandes escalinatas definen otro acceso hacia la terraza, medio nivel arriba, y el acceso exclusivo del público hacia las salas de espera y el atrio del templo, medio nivel por debajo. Un corte circular en la losa de la terraza determina un balconeo sobre el espacio del atrio, fijando una iluminación cenital de carácter místico.

Arquitectura y escala humana

El crematorio se materializa como un volumen monumental que remite a típicas construcciones funerarias, con muros compactos e iluminación natural que genera áreas de penumbra. Para evitar los brillos en los planos de fachada, se utiliza una piedra caliza, bogotana, que garantiza superficies neutras y, complementariamente, su colocación a junta perdida define superficies homogéneas que asemejan perfiles naturales.

En el interior, la entrada de luz natural se produce cenitalmente a través de unas rajas lineares de fibra de vidrio que se abren entre unas vigas en V, que definen la estructura de la cubierta. Estas vigas, metálicas y revestidas con láminas de acero corten, conservan siempre la misma distancia entre sí, pero varían en altura a lo largo del edificio; así, sus lados conforman diferentes ángulos y crean diversos haces de luz. El edificio se apoya en el talud existente que desciende de sur a norte, creando un plano de suelo sutilmente inclinado, que se va salvando con rampas suaves en el interior; la cubierta, en cambio, mantiene la horizontalidad, generando mayor altura total en el lado norte, sobre el acceso principal del crematorio. La variación de altura de las vigas, desde 45 centímetros sobre el área que conecta con el templo hasta 2,40 metros sobre el acceso, establece una única línea virtual de cielorraso.

Los cenizarios se suceden en paneles dispuestos paralelamente, generando circulaciones íntimas y coincidentes con las entradas de luz. En el nivel superior, la circulación principal se conecta con estos vestíbulos por medio de puentes mínimos, creando balconeos sobre el primer nivel.

El templo alberga los oratorios, las salas de entrega de las cenizas y los hornos. Funcionalmente, los espacios que se encuentran en este sector siguen un claro recorrido ritual que comienza con la entrega del cadáver y los actos sagrados correspondientes y culmina con la devolución de las cenizas; para garantizar una diferenciación entre una y otra ceremonia, las áreas de espera y de recepción se independizan.

Las ventilaciones de los hornos aparecen en la terraza como elementos esculturales construidos con el mismo material que las vigas en V del crematorio, cuyo color óxido contrasta con las tonalidades ocres de la piedra del edificio.

Biografía de Felipe Uribe De Bedout 

Arquitecto urbanista de la Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín, 1988, y profesor titular de la misma universidad. Director del Laboratorio de Urbanismo UPJ de Bogotá. Profesor en las maestrías Arquitectura y Tecnología, Universidad Torcuato Di Tella, y de Arquitectura, FADU-UNL, en Argentina. En 1990 funda el estudio Uribe de Bedout arquitectos. Realiza obras públicas que contribuyen a la renovación urbana y la recuperación social de Medellín y proyectos urbanos en El Salvador y la Argentina. Es conferencista junto a Kishi, Endo, Claus & Kaan, Chipperfield, Pinos, Prix, Owen Moss, entre otros. Gana el premio nacional de arquitectura, “Accésit II”, Bienal Iberoamericana; tres menciones honoríficas especiales, Bienal Panamericana de Quito, y es finalista en la V Bienal de San Pablo. Toda su obra es publicada internacionalmente.