19.2.2013

Colegio Santo Domingo

Las vistas que se aprecian desde el lote en donde se encuentra este colegio son espectaculares y, en consecuencia, lo es su implementación. Coronando el cerro Santo Domingo, en donde metros abajo se sitúa también la biblioteca homónima, este colegio se materializa como un mirador urbano, hacia el valle y la ciudad y los cerros circundantes.

Sitio y paisaje (reino público)

El acceso al área se produce desde una calle ascendente que se desarrolla a través de las laderas del cerro y comunica los diferentes barrios que se asientan en ellas; asimismo, se llega caminando desde la última estación del metrocable, que se utiliza también para acceder a la biblioteca, y desde donde se continúa ascendiendo por la calle hasta la cima del cerro. Aunque esta vía ha sido renovada como parte del PUI de la comuna nororiental y de la construcción del metrocable, a lo largo del trayecto se tiene una clara imagen de la realidad de los barrios más pobres de Medellín, así como de la zona rural que, hacia los bordes y las partes altas de los cerros, se vuelve emblemática.

El nuevo colegio se integra a una escuela primaria existente, localizada en uno de los bordes del lote, por lo que comparten las nuevas terrazas y los espacios verdes generados con el programa, sobre el talud natural en donde se inserta. Con respecto a la calle, el colegio se integra a ella directamente, por medio de un plano desarrollado al mismo nivel, que funciona como gran explanada y mirador, y sobre el que se eleva un volumen independiente cuyo uso se abre a la comunidad. Este gran plano constituye la cubierta de uno de los brazos del colegio, que sobresale del talud natural y se extiende en dirección al valle, garantizando vistas desde todas las aulas y los espacios de uso común.

Por debajo de la caja elevada, que provee el espacio para el auditorio del colegio y para el barrio, se genera un semicubierto que complementa la explanada abierta y se utiliza para eventos comunitarios y el uso general del público, a modo de plaza barrial.

Arquitectura (reino privado)

En el volumen que sobresale hacia el valle se ubican las aulas, la ludoteca y el comedor comunitario. Apoyándose en el perfil natural del talud existente, que desciende desde la calle, estas funciones se ordenan en altura respecto de su grado de privacidad: las aulas se ubican en el nivel superior, balconeando sobre el área del valle, la ludoteca en un nivel intermedio y el comedor, en el nivel inferior, apoyado sobre el suelo. El espacio generado debajo de las aulas es una terraza-balcón que se conecta por medio de senderos y escaleras a los espacios verdes adyacentes, al brazo del colegio paralelo a la calle y a la escuela existente. En este sector se incorporan dos canchas de fútbol para uso común.

Las aulas se distribuyen a ambos lados de una circulación central, configuradas como seis bloques de concreto o cajas estructuralmente independientes con cielorrasos a la vista; cada una contiene dos aulas en el nivel inferior y dos en un nivel superior. El espacio abierto entre estos bloques representa, sobre las fachadas, una entrada de luz natural y ventilación cruzada para el pasillo central.

Las fachadas de ambos lados se cubren con un sistema de parasoles conformado con piezas de madera dispuestas en forma vertical, que toman la totalidad de la altura del volumen. Entre esta estructura semitransparente y las aulas se crea un área de expansión que continúa la silueta del edificio; aunque exteriormente las aulas quedan conectadas entre sí, cada una tiene acceso independiente a esta terraza semicubierta. Unas vistas fantásticas al valle y a la ciudad son provistas desde las aulas que conforman la fachada occidental, en tanto que la fachada opuesta brinda la vista hacia el cerro.

El volumen que aparece paralelo a la calle se une a la escuela existente y se enfrenta en toda su extensión a las nuevas terrazas verdes. Parte de este volumen se superpone con el brazo que se alarga hacia el valle, configurando dentro de su superficie el espacio para las oficinas administrativas; en el sector restante se encuentran las aulas especializadas, de arte y laboratorio; algunas tienen doble altura. En el punto exacto en donde los dos brazos se abren e independizan se produce el acceso desde la calle, por medio de una escalera rampante que desciende sobre la pendiente natural del terreno y se introduce en el espacio propio del colegio.

 

Obranegra Arquitectos

Fundada en Medellín, Colombia, en 1990 por los arquitectos Carlos Pardo Botero (1964) y Mauricio Zuloaga Latorre (1963). En 1998 ingresa Nicolás Vélez Jaramillo (1969). Todos egresados de la Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín. La firma se estable como un colectivo de arquitectura, en la que cada uno tiene definido su campo de acción, lo que les ha permitido operar como promotores, diseñadores, constructores y, en algunas ocasiones, clientes de sus propios proyectos residenciales. Algunos de sus proyectos han sido reconocidos en bienales nacionales e internacionales de arquitectura y han sido publicados en revistas y libros especializados en varios países. En sus proyectos existe un interés recurrente por darle un sentido profundo a la arquitectura como lugar y matriz de la vida de los hombres, apelando siempre a los sentidos, a la emoción y a la razón.

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