Parque de los Deseos y Casa de la Música
El lugar original para este proyecto pertenecía al planetario de la ciudad, que fue planteado como objeto de renovación edilicia a comienzos de 2000.
El sitio y el paisaje
Una vez iniciados los estudios para el programa del proyecto, EPM decidió comprar el lote adyacente, en estado de abandono, duplicando así la superficie disponible; el equipo de diseño, por su parte, propuso la idea de espacios externos de exhibición, en relación con la ciudad, y la creación de un espacio cultural complementario en donde primeramente se había propuesto la construcción de aparcamientos.
Finalmente, se optó por un diseño integrador, en el que la presencia de ambos edificios —el planetario renovado y una nueva construcción para la Casa de la Música— definiera un espacio central que, a modo de plaza abierta, sirviera como área de exhibición del primero y explanada urbana. Adicionalmente, se propuso una tercera función o uso público, que se relacionara con una de las actividades sociales del sitio nuevo y definiera la superficie del suelo como un gran anfiteatro atípico y flexible. Los desniveles naturales del terreno se utilizaron a favor de la creación de pendientes suaves, que funcionan como graderías para el programa de cine al aire libre, semanal y gratuito. Con este objetivo, la fachada del planetario se utiliza como pantalla y la de la Casa de la Música alberga, en un piso elevado, la sala de proyecciones.
La pendiente natural del terreno desciende de oeste a este, casi un metro, estableciendo bordes urbanos diferentes. El extremo occidental queda bajo el nivel de la calle y se diferencia de ésta por taludes verdes y otros revestidos en la misma piedra de la plaza, generando una fuerte continuidad visual entre unos y otra; el borde oriental queda al mismo nivel de la avenida Carabobo que, en esta parte de la ciudad, conserva carriles vehiculares y ofrece ciclovías. Ambos bordes muestran plantaciones lineares de árboles de calle, que buscan aportar una presencia verde al gran espacio de la plaza seca; sin embargo, los jardines y árboles de calle pertenecientes a la Universidad de Antioquia, localizada frente al parque, definen una presencia verde preestablecida que, sobre el borde oriental, funciona visualmente como otro componente del parque.
Pensado como espacio completamente abierto y de acceso libre desde las calles perimetrales, conectado con la estación del metro local y a pasos del jardín botánico y el complejo Explora, este parque es utilizado a diario con fines culturales, educativos y recreativos.
Arquitectura y escala humana
La Casa de la Música es parte del circuito de educación de música de la ciudad y es la única que ofrece programas gratuitos de formación y práctica. En intercambio por estos programas, las orquestas de niños que provienen de los barrios con menos recursos ofrecen diversos espectáculos al aire libre a lo largo del año, por la ciudad.
Las salas de música y los auditorios son utilizados profesionalmente por orquestas locales y visitantes, debido a su calidad acústica.
En relación con la plaza, el edificio busca proveer una transición entre espacios abiertos y cerrados, externos e internos, de exposición y de resguardo, al sol y a la sombra. La decisión de socavar y atravesar el edificio en el nivel de la plaza para proponer lugares de refugio urbanos, que a la vez se relacionan y son parte indivisible de la gran explanada, determina una particular complejidad, interacción y diversidad espacial. Los locales comerciales y gastronómicos localizados en la planta baja del edificio, al nivel de la plaza, conforman una calle cubierta que sale a la vía opuesta, definiendo un vestíbulo urbano que forma parte de un circuito peatonal definido.
Las proporciones de estos espacios se desarrollan manteniendo una correlación continua entre horizontalidad y verticalidad, enmarcando visuales y reduciendo escalas. La cubierta del edificio se utiliza para la práctica de música y para eventos sociales, particularmente nocturnos; las amplias vistas hacia los cerros y los barrios de las laderas son aún más impresionantes al caer el sol.
Para garantizar una interacción correcta y amable entre escalas monumentales y unas necesariamente íntimas, el mobiliario urbano fue especialmente diseñado y construido para el parque. Respondiendo a su ubicación en el sitio y a sus funciones específicas, se diferencian elementos que incentivan la observación, el descanso o la espera y otros que apoyan las actividades recreativas: bancos-camas giratorios para el cine, mesas y sillas cubiertos con una pérgola, reposeras grupales y áreas de estar frente a la calle.
La mayoría de los elementos apunta al uso grupal, incentivando la acción compartida. En este sentido, el “plano común” está representado en la superficie central del parque; convocada por las proyecciones semanales de cine y documentales, la gente se dispersa y ocupa los planos levemente inclinados, apropiándose sutilmente del espacio público.
Biografía de Felipe Uribe de Bedout
Arquitecto urbanista de la Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín, 1988, y profesor titular de la misma universidad. Director del Laboratorio de Urbanismo UPJ de Bogotá. Profesor en las maestrías Arquitectura y Tecnología, Universidad Torcuato Di Tella, y de Arquitectura, FADU-UNL, en Argentina. En 1990 funda el estudio Uribe de Bedout arquitectos. Realiza obras públicas que contribuyen a la renovación urbana y la recuperación social de Medellín y proyectos urbanos en El Salvador y la Argentina. Es conferencista junto a Kishi, Endo, Claus & Kaan, Chipperfield, Pinos, Prix, Owen Moss, entre otros. Gana el premio nacional de arquitectura, “Accésit II”, Bienal Iberoamericana; tres menciones honoríficas especiales, Bienal Panamericana de Quito, y es finalista en la V Bienal de San Pablo. Toda su obra es publicada internacionalmente.