14.2.2013

Estación de Policía de Belén

La nueva estación de policía del barrio de Belén es parte de un programa de la alcaldía que apunta a la creación de íconos barriales que, por medio de una imagen abierta y atractiva, se vuelven referencias dentro de la ciudad. Este edificio se constituye como el primer ejemplo con estas características, modificando profundamente la imagen emblemática, oscura y cerrada, con que anteriormente se identificaban las instalaciones para policía y seguridad en Medellín.

Sitio y paisaje

El sitio posee una fuerte pendiente que asciende más abruptamente en sentido norte-sur y la diferencia de nivel se utiliza para la creación de unos aparcamientos soterrados, para uso del personal, y la localización de las áreas técnicas. El borde norte se encuentra a nivel de la calle y el lado oriental, sobre el que se produce el acceso principal y de atención al público, va tomando sutilmente la pendiente, con un talud verde. En su punto más alto, este talud conforma terrazas de esparcimiento y áreas deportivas para el personal de la estación. Sobre el lado occidental, una calle angosta, que se utiliza a modo de sendero de acceso público, separa el terreno de unas canchas de fútbol de uso comunitario. Esta calle sirve como acceso a las canchas, por medio de rampas y escaleras, y atraviesa la manzana reconectando la circulación con el barrio; entre estas áreas y el sector de esparcimiento de la estación de policía no existen otros límites físicos, lo que incentiva la interacción entre unos y otros usuarios y refuerza la nueva imagen buscada para estas instalaciones, expuesta y abierta a los ciudadanos.

El acceso principal al edificio se materializa con una plazoleta de forma trapezoidal dentro de cuya superficie se reserva un área pequeña, sobre un extremo, para aparcamientos públicos. Entre la plazoleta y el edificio, una galería semicubierta de triple altura conforma un espacio de transición, que antecede las oficinas de denuncias y reclamos, localizadas sobre el frente. Esta galería se conforma con una lámina metálica, de color rojo, que se despega del edificio y cubre las cuatro fachadas a modo de anillo; desde el plano superior de esta galería, completamente abierto, se genera una entrada directa de luz natural.

La parte trasera del edificio, opuesta a la galería semicubierta de la entrada, conforma una segunda galería de dimensiones algo menores, que se conecta directamente con el área de esparcimiento.

Arquitectura y escala humana

La estructura del edificio está conformada por un cubo de concreto de dos niveles, que contiene todas las funciones públicas y privadas de la estación. En el interior, las áreas de llegada y de reunión del primer nivel se materializan como espacios de triple altura, luminosos, sobre los que balconean las circulaciones privadas del segundo nivel. El plano rojo que reviste la estructura es una lámina microperforada Softwave 50, translúcida, que desde el exterior se percibe como un plano de cierre que otorga privacidad y, desde el interior, permite visuales claras hacia el entorno. Esta lámina sirve, además, para controlar la entrada de aire y acondicionar los espacios habitables en el interior.

En el primer nivel, una circulación central distribuye hacia un auditorio con capacidad para cincuenta personas, un gimnasio, un comedor y una plaza de armas en donde se realizan las formaciones diarias. En el segundo nivel se sitúan las habitaciones de uso privado para ciento veinte internos, conformadas en cuatro módulos independientes rodeados perimetralmente por circulaciones, unas que balconean sobre el espacio central de triple altura y otras desarrolladas entre los módulos y la piel metálica. Cada uno de estos módulos tiene un color diferente (naranja, amarillo, verde y azul), que contrasta con el gris de la estructura de concreto.

Cubriendo el espacio central de distribución, una lucarna de 40 metros de longitud garantiza la iluminación natural durante el día. Durante la noche, la iluminación del interior del edificio hace que éste se perciba, a través de la lámina roja, como una caja de luz o lámpara urbana, otorgando una imagen particular y nueva dentro del barrio y la ciudad.

 

Biografía de Carlos Mario Rodríguez 

Es arquitecto de la Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín, 1990; decano de la Escuela de Arquitectura y Diseño de la misma universidad, 20002004; gerente de Diseño Urbano de la Empresa de Desarrollo Urbano y responsable de la gestión y los proyectos urbanos del plan de desarrollo municipal. Recibe el “Ex aequo” en la Bienal de Arquitectura de San Pablo, Brasil, el Premio Nacional de Arquitectura en la XXI Bienal de Arquitectura Colombiana, el premio de la Fundación Holcim y el premio de la XVI Bienal de Arquitectura de Quito. Actualmente trabaja desde su despacho en consultorías con estamentos públicos y privados en el ámbito nacional e internacional.

 

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