Parque Explora
El lugar en donde se construyó parque Explora estaba ocupado por talleres y bodegas industriales en estado de abandono y ya había sido anticipado en el POT como área para equipamiento urbano; en el año 2005, el gobierno local decidió renovarlo como parte de la reconversión de las comunas del norte de la ciudad.
El sitio y el paisaje
En este caso, el objetivo propuesto y comisionado especialmente desde el gobierno de Sergio Fajardo fue la creación de un espacio temático para la difusión y la práctica, asociada con la recreación, de la ciencia y la tecnología. Enmarcado en los planes y el concepto de educación equitativa para la ciudad, este proyecto buscó el posicionamiento de la ciencia como un tema accesible para el ciudadano y posible de experimentar de manera masiva.
Durante el proceso inicial de definición del programa se trabajó de manera conjunta con equipos de arquitectos, diseñadores especializados, acuaristas, científicos y abogados. Desde una perspectiva asociada con el diseño, se buscaron referencias internacionales de museos y de áreas de exhibición culturales-recreativas, entre los que destacó el modelo del Museo de Israel; en tanto que desde la perspectiva relacionada con la gestión, Explora se formalizó como una corporación concesionada por la alcaldía y conformada por las empresas privadas y los entes de servicios públicos más importantes, que administra y mantiene el parque de manera autónoma.
Respecto de su relación con la ciudad, este complejo se planteó como un gran escenario con valor espacial propio, que fuera utilizado como plataforma de exhibición, o una serie de plataformas interconectadas, y al mismo tiempo, como terraza o sistema de terrazas desde las cuales observar la ciudad, creando diversos puntos de vista.
El parque entero está “enterrado” con respecto a la avenida Carabobo, por lo que desde los niveles de la calle se produce una situación de balconeo hacia los espacios abiertos, de carácter semipúblico; en esta gran explanada bajo nivel se exponen objetos de aplicación científica a modo de elementos esculturales, que se alternan con árboles y mobiliario urbano. Los árboles aquí plantados, una vez crecidos, serán percibidos como “bosque natural” desde las terrazas elevadas del complejo.
Arquitectura y escala humana
El concepto del bosque, materializado con los árboles en el espacio urbano, se retoma con la arquitectura del complejo. Por debajo de los cuatro volúmenes de color rojo que albergan las salas para las diferentes exhibiciones, un conjunto de columnas metálicas funciona como plano de apoyo y remite a la idea de bosque artificial. De estas columnas, el 80% es estructural, en tanto que el resto aporta ritmo visual; el espacio generado entre ellas, abierto y directamente conectado con la explanada bajo nivel, sirve de galería de transición y acceso a las oficinas administrativas del complejo, al restaurante y al acuario.
El acuario es un espacio interno, de recorrido ascendente, que culmina en el nivel de la terraza elevada; desde ésta, y a través de unos vestíbulos semicubiertos, se accede a las “cajas rojas”. Estos volúmenes revestidos en aluminio de color constituyen unos objetos icnográficos y reconocibles que completan la imagen de feria con la que buscó identificarse el sitio. En su interior, cada una de las cajas es un contenedor cerrado, aislado acústicamente y con control lumínico individual que responde a necesidades escenográficas, de performances teatrales y de exhibición. “Física viva”, “Colombia geodiversa”, “Conexión de la vida” y “Sala abierta interactiva” son los nombres de los cuatro espacios temáticos.
En el exterior, los materiales predominantes son visualmente livianos, haciendo referencia no sólo a las ferias temporarias sino a una imagen básicamente industrial: cielorrasos y envolturas de metal que esconden las instalaciones, paneles de aluminio y poliuretano que cubren las estructuras de pórticos de concreto, o pasarelas, escaleras y terrazas metálicas.
El plano de acceso a las cajas, que balconea sobre la explanada y la ciudad, se establece como un plano horizontal que atraviesa el espacio. Desde este nivel, la imagen del jardín botánico localizado del otro lado de la avenida Carabobo y de la ciudad en el lado opuesto, generan una dinámica particular de constante vida, movimiento y color. El contacto visual con el entorno es permanente.
La conexión física con el nivel de la calle opuesta se da solamente a través de las esquinas o los remates del sitio, desde donde también se puede acceder a la estación local del metro.
Biografía de Alejandro Echeverri
Arquitecto de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), Medellín, realiza estudios de doctorado en Urbanismo en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (Etsab), 1998-2000; es profesor y director del Grupo de Estudios en Arquitectura, UPB, 2001-2003, y profesor visitante en la cátedra de Urbanismo en la Etsab, 1999-2000. Es profesor visitante y jurado en diferentes escuelas de Arquitectura. Su trabajo recibe el Premio Nacional de Arquitectura “Fernando Martínez Sanabria”, el de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, 1996; el Premio Nacional de Arquitectura en Ordenamiento Urbano y Regional de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, 2008; el primer premio en urbanismo de la Bienal Panamericana de Quito, 2008. Es gerente general de la Empresa de Desarrollo Urbano, Municipio de Medellín, 2004-2005, y director de Proyectos Urbanos, Alcaldía de Medellín, 2005-2008. Es director de urb.am Medellín, Centro de Estudios Urbanos y Ambientales de la Universidad de Eafit. Tiene su práctica privada.