26.9.2022
27ª Conversación ANIDAR 2022 | Eduardo Londoño
Antropólogo y etnohistoriador de los muiscas, trabaja en el Museo del Oro del Banco de la República de Colombia desde 1988, donde es jefe de Divulgación. Con su equipo educativo ha investigado y realizado numerosas formas físicas y digitales de comunicación y educación interactiva, y en particular las doce Maletas didácticas que el museo presta actualmente en todo el país.
El Museo del Oro, con una gran sede en Bogotá y seis repartidas en el país, conserva piezas de oro, orfebrería, cerámica… de los habitantes de lo que hoy es Colombia con hasta 2500 años de antigüedad. Junto a la profesionalidad científica del equipo del museo, vemos la alta calidad expositiva, con gran cuidado en la experiencia estética del visitante. Las piezas mostradas son símbolos de unos ancestros que nos ayudan a entender nuestro presente. La mirada estética -lúdica- del visitante enciende una narración simbólica personal en el mar del tiempo colectivo al que pertenecemos.
El arte es un derecho de todos, afirma Eduardo, y el museo tiene la obligación de llegar a todos los ciudadanos con diversas actividades, estímulos, canales… La infancia y juventud son un público cuidado por el museo. Para ellos han creado proyectos como las maletas pedagógicas (https://www.banrepcultural.org/proyectos/maletas-didacticas-del-museo-del-oro) que viajan por las escuelas infantiles y colegios de Colombia. Cada maleta aborda un territorio distinto del país, y se centra en un tema concreto (arte, fauna…). Las maletas se actualizan cada poco, con la participación de artesanos de cada zona, integrando el saber tradicional vivo. Eduardo subraya la importancia de que maestros y estudiantes vivan la presencia de las maletas pedagógicas como un momento especial y divertido el tiempo escolar: una experiencia estética y lúdica, y despertar de sensaciones y conocimientos y sentir de pertenencia a una comunidad histórica.
Colombia siempre ha sido y es una suma de culturas, poblaciones que se mueven de un territorio a otro, sin constituirse nunca como una gran estado (como sí fueron los Incas más al sur) que homogeneizase la cultura. La variedad de símbolos se mezclan, combinan, a veces compiten por predominar. La llegada de los europeos añadió una capa más significado en la cultura local. Hoy los que se declaran indígenas son un 5% de la población, y los de origen afro un 12%. El Museo del Oro dialoga con estas comunidades para integrar sus saberes en el acervo nacional. las cajas de juegos para familias y colegios como «Amazonas» (https://www.banrepcultural.org/ninos-y-ninas/juegos/amazonas) y «Misión Guatavita» (https://www.banrepcultural.org/ninos-y-ninas/juegos/mision-guatavita) recoge esa polifonía de afluentes culturales que alimentan el gran presente colombiano.
Texto: Jorge Raedó
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