28.5.2020

Resistir la Banalidad

¿La arquitectura entra en una nueva era?


CMX-04, obra de Santiago Sierra, una reflexión estética a partir de una lógica ética | Fuente: salonkritik.net

Es difícil saberlo. Lo que si parece claro es que el fin del ensimismamiento objetual ha llegado para quedarse. Con eso no quiero decir que todavía hoy no aparezcan en el firmamento edificios de una potencia formal vacía de contenidos. Algunos blogs y las revistas al uso suelen dar cuenta con ceguera de esos ejercicios de banalidad que provocan una pregunta inmediata,

¿por qué?

Sin embargo cada vez más, tanto las nuevas generaciones de arquitectos jóvenes, como algunos de los arquitectos en ejercicio, comprenden que el tiempo donde la arquitectura solamente debía responder a las ambiciones políticas de los gobernantes y a la egolatría desmesurada del eterno aspirante a entrar en el olimpo de los archistars, ha muerto. No volverá. Se ha volatilizado el tiempo de la banalidad por defecto.

Quizás sea un exceso de optimismo, pero sería bonito pensar que los proyectos que surgen desde la asunción de un cambio de ciclo proyectual, se formatean como afirmaciones positivas que ponen al otro, al usuario y/o ciudadano en el centro de las repuestas.

Con el fin de la arquitectura taxidérmica, de pieles lustrosas y conceptos muertos, la finalidad de toda arquitectura cambia de objetivo. Ahora entender el entorno social, cultural, económico, tecnológico y político, allá donde el proyecto pasará a ser una realidad vuelve a ser central. La construcción de los relatos asociados a cualquier propuesta, son fundamentales para calibrar si una intención en arquitectura se puede convertir en una ocasión construida. Y sobre todo, si esa ocasión, a parte de haber sido detectada, conlleva un avance sustancial que revierte en los demás.

Si ese proceso de re-focalización de la arquitectura contemporánea se extiende, veremos como el equipamiento abstracto deja de ser una excusa para la acción mercantil por parte de los responsables de la administración, veremos como la oportunidad de alojar personas, familias y colectivos se distancia a años luz de la mera obtención de plusvalías irrazonables y veremos también como una vez caída la venda de los ojos, replantearemos una nueva alianza con la naturaleza, considerando a esta como socia fundamental de un proceso, en lugar de una agresora de la que guarecerse. En definitiva veremos extirpar la sinrazón.

Lo que parece claro, estemos entrando en una nueva era en la arquitectura y el urbanismo, o no, es que un nuevo posicionamiento conceptual se ha instalado en el quehacer de la arquitectura. La expresión en forma de ideas y proyectos de este posicionamiento es de hecho extraordinariamente dispar y apunta, a la vez que bebe, de muy diferentes culturas del pensamiento. Sin embargo hay algo común que puede ser identificado en cada proyecto de esta nueva manera de hacer, en la forma de una especie de  sistema inmunológico que abate la banalidad. Es más, podría decirse que en el centro del debate contemporáneo de la arquitectura se ha situado el antídoto contra lo absurdo, caprichoso y banal de mucha arquitectura de los años 90 y de principios de siglo XXI. Algunos de los componentes de este sistema se plantean aquí.

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