Autor: Álvaro García Resta
Creo en la arquitectura pública como un motor para mejorar la calidad de vida de las personas y de los espacios que habitamos. Y en los proyectos de arquitectura pública bottom up, generados desde y para la gente.
Si hablamos de ciudades, uno de los desafíos que tenemos de cara al futuro es la transformación. Identificando tensiones y oportunidades, se trata de entender el proyecto como algo mucho más grande que planos de arquitectura. Para esto, existe una etapa invisible pero fundamental: “la arquitectura del proyecto”. Se trata del proceso previo que define la viabilidad legal, económica y social de cualquier idea. Es un camino interdisciplinario que nos obliga a manejar la tensión entre lo perfecto y lo posible, y a pensar un diseño urbano antropológico que ponga en el centro de la escena a la gente.