8.5.2012
Casa CI, Navarra, España
El proyecto nace de la concepción de la Casa y del lugar donde va a ser ubicada. Tras el concepto de Casa se arrastran ideas de permanencia o de imposición en el sitio, de simplicidad o de abstracción. Características que han inundado la forma y el material y reducen el edificio a un basamento de piedra sobre el que se apoyan dos volúmenes. Uno esbelto y transparente de tablón de madera y otro pesado y opaco de hormigón visto.
La Casa Palacio de Sarasa ubicada con idéntica orientación que la que ahora acometemos pero un valle más atrás hacia el norte, sirvió de inspiración y de apoyo incalculable en los comienzos de la andadura de esta casa. Aquella se perdió pero esta recogerá su testigo con la valentía y el carácter de permanencia que nos enseñaron sus muros. Sirvan estas palabras de agradecimiento y sincero homenaje a esos maravillosos ejemplos de Arquitectura que a veces no respetamos y casi siempre ignoramos.”
El lugar presentaba dos percepciones distintas. Hacia el sur entre las cubiertas de las casas cercanas se deja ver la Sierra de Erreniega, El Perdón y en su falda la Cendea de Galar y el Valle de Elorz. Al norte el paisaje es urbano y nuestra fachada de entrada vuelca a una plaza.
La respuestas también son distintas, apareciendo todos los huecos en la fachada sur y componiendo una estructura abstracta a la plaza dotando de representatividad a una de las pocas piezas urbanas de estancia que tiene el Casco Antiguo. Al oeste el volumen de hormigón cabalga sobre el muro de piedra que quiebra antes y marca el comienzo de la calle que baja al asentamiento de reciente creación. Aquí una vez iniciada la bajada el edificio se retranquea y se transforma en un discreto cierre para dar paso a una superficie ajardinada de protección a la manera que lo hace la mejor arquitectura del pueblo. Esta descompresión rompe la alineación continua de la calle, crea el acceso rodado a la casa y prepara la llegada a la plaza desde abajo.
La piedra construida con junta seca, orientada al norte, dejará crecer el musgo entre sus grietas y protegerá con su aplomo y permanencia el resto de la casa que se refugia detrás. Los otros dos volúmenes, de geometría clara y sin concesiones a la opulencia, rememoran el granero y la casa de tantas Casas-Palacio que aun se mantienen desafiantes por toda la geografía española y muy en particular en Navarra.
El edificio consta de dos volúmenes bien diferenciados, la pieza transparente ubicada en la dirección norte-sur que se dedicará a estudio y que tiene una ocupación en la planta sótano mayor que su propia proyección.
La otra pieza orientada en la dirección este-oeste alberga un programa de vivienda que tiene su acceso principal desde la conexión con el volumen del estudio a través de un zaguán con aseo.
Esta articulación conecta los dos programas del edificio.
En la vivienda nos encontramos con el salón y la zona de comunicación con la cocina comedor. En este paso se incluyen los accesos a los tres dormitorios de la vivienda que se desarrollan en planta baja con vestidor, baño y dormitorio en planta primera. El dormitorio principal tiene en su planta primera una terraza solarium.