8.10.2025
YMK
Esta residencia fue diseñada para un cliente que se mudó de la ciudad a una zona rural de la sierra con la intención de trabajar de forma remota.
El terreno se caracteriza por una suave pendiente que se extiende desde el lado oeste, frente a una carretera, hacia el este, antes de descender bruscamente. Un pequeño arroyo fluye por debajo, formando un modesto valle. Como resultado, existe una distancia considerable entre la residencia y la casa más cercana, ubicada al otro lado del valle, y la vista desde este lado se caracteriza por los árboles que descienden por la ladera en una densa disposición en capas. Para aprovechar al máximo este entorno, la esquina sureste de la residencia se diseñó para albergar un gran ventanal.
La ciudad de Karuizawa es conocida por sus veranos frescos y refrescantes, pero los inviernos pueden ser rigurosos, con temperaturas inferiores a -10 °C. Por ello, los cimientos de las viviendas deben construirse por debajo de la profundidad de las heladas. Si bien algunas partes de los cimientos de las viviendas se excavan a veces independientemente de sus estructuras principales, la estructura en sí, en este caso, también se encuentra por debajo de la profundidad de las heladas, y esta parte de la casa se aprovechó eficazmente: a petición del cliente, se instaló una mesa de billar de tamaño completo en esta sección subterránea, que se incorporó al diseño de la residencia como una mejora que le añade valor.
Para combatir el frío invernal, la casa cuenta con un sistema de almacenamiento de energía térmica a base de agua bajo el suelo. Este sistema absorbe los cambios de temperatura a lo largo del día, creando estabilidad térmica, mientras que dos aires acondicionados con bomba de calor garantizan un control de temperatura las 24 horas. También hay una estufa de leña como fuente de calor, y cuando la entrada de aire exterior resulta la opción más cómoda, el sistema de almacenamiento térmico se utiliza únicamente para regular las fluctuaciones de temperatura. Los cimientos por debajo de la profundidad de las heladas (como se explicó anteriormente) también funcionan como parte del sistema de almacenamiento térmico.
Cerca del centro del edificio se encuentra un muro de corte con entramado de madera, creado con material de 60 milímetros de espesor dispuesto sobre una cuadrícula y reforzado con diagonales de 45 milímetros. Estas diagonales también funcionan como arriostramiento para cargas horizontales y se refuerzan con diagonales más pequeñas de 30 milímetros. Este refuerzo progresivo mejora la resistencia al pandeo del muro. Además de su función funcional, este elemento estructural aporta una sutil pero dinámica contribución a la estética interior, influyendo en la percepción de escala del espacio.
La composición transversal de la residencia es bastante compleja. Aunque técnicamente se trata de un edificio de dos plantas, el diseño divide el espacio en varios niveles distintos, manteniendo al mismo tiempo una sensación de unidad en todo el interior. Este equilibrio espacial se sustenta en seis niveles de planta cuidadosamente definidos, cada uno adaptado a las necesidades específicas de cada zona. De esta manera, el proceso de diseño implicó no solo responder a la topografía del terreno, sino también crear un nuevo «terreno» distintivo dentro de la propia arquitectura.
Leé la nota original en inglés > https://arqa.com/en/architecture/ymk.html













