Planta de procesamiento y envejecimiento en barricas de whisky de Woodinville

Se seleccionó un sitio de 10 acres ubicado entre los campos de cereales que se utilizan para producir el whisky de la empresa en Quincy, Washington, para una expansión de varias fases que consolida las operaciones y brinda espacio para el desarrollo continuo. La fase inicial de la expansión incluye un edificio de procesamiento y embotellado, que también alberga nuevas oficinas corporativas y un almacén de barriles para añejar el whisky. Actualmente se está construyendo un segundo almacén de barriles. Se prevé la construcción de cuatro almacenes de barriles adicionales para las próximas fases.

Los edificios son grandes (de 40 a 70 pies de ancho por 400 pies de largo) y establecen una presencia monumental dentro de los campos que rodean el sitio. A pesar de su tamaño, las estructuras son un ejercicio de moderación, y su diseño se inspira en los sencillos almacenes agrícolas e industriales que se encuentran en la región, así como en los tradicionales almacenes de barriles que se encuentran en todo el sur de Estados Unidos. Inspirado en las instalaciones de producción y degustación de la destilería en Woodinville, Washington (también diseñadas por Graham Baba Architects), la directiva del cliente requería equilibrar los requisitos funcionales e industriales y, al mismo tiempo, transmitir claramente la marca Woodinville Whiskey. La distribución del edificio es simple, con aspectos funcionales como la circulación de vehículos, la carga y descarga que dictan la disposición del sitio y la escala de los edificios. Manteniendo la forma simple y rectilínea de frontón y el tono marrón oscuro de la destilería Woodinville, el nuevo complejo consta de edificios revestidos con revestimiento de metal oscuro y madera Kebony. Grandes puertas corredizas de granero revestidas de Corten y bandas de revestimiento de Corten en lugares clave se combinan para evocar la calidez y el carácter del whisky.

Aprovechando la economía de los edificios de metal prefabricados, el equipo determinó que las estructuras prefabricadas proporcionarían una forma rentable de crear mucho espacio y, al mismo tiempo, preservar las oportunidades de personalización. Los detalles altamente elaborados se ubican estratégicamente donde más cuentan, en lugares donde se pueden tocar y ver. En el edificio de proceso, la entrada está rematada por un delgado dosel que parece plegarse y despegarse del edificio, revelando un núcleo interior revestido de Corten y una gran puerta pivotante descentrada. La transición entre las áreas de oficina y proceso está demarcada con una ventana vertical larga que se pliega desde la pared hasta el techo, transformándose en un tragaluz. Las ventanas horizontales en la pared norte del área de procesamiento enmarcan el paisaje agrícola adyacente y la granja. Una fila de tragaluces en la azotea proporciona iluminación natural al espacio de procesamiento, mientras que los paneles fotovoltaicos en la azotea orientados al sur proporcionan una fuente renovable de electricidad. Los elementos selectivos demolidos en la destilería Woodinville (escaleras de acero y abeto Douglas antiguo y barandillas de acero) se rescataron y reutilizaron para el nuevo complejo, manteniéndolos fuera del vertedero mientras se creaba un vínculo espiritual y físico entre la nueva instalación y la destilería. Antes de que la escalera se trasladara a su nueva ubicación, los clientes de Woodinville firmaron un larguero de acero, conectando aún más el pasado con el futuro. En el exterior, un enorme cartel de “Woodinville Whiskey Co.” se representa como un supergráfico semitransparente pintado en la fachada norte del edificio, anunciando la marca a los automovilistas que pasan y recordando carteles como los que se encuentran en los costados de las destilerías y los rickhouses en las regiones rurales y agrícolas desde Kentucky hasta Escocia.

El techo a dos aguas poco profundo, la forma rectilínea y las ventanas repetitivas de doble hoja de los rickhouses de barriles se inspiraron en los tradicionales rickhouses de whisky y sirven tanto como una conexión visual con los métodos tradicionales de añejamiento del whisky como un propósito funcional: el proceso de añejamiento del whisky permanece esencialmente sin cambios desde que la gente comenzó a destilar y disfrutar de las bebidas espirituosas. Los días calurosos y las noches frías del este de Washington crean las condiciones perfectas para el añejamiento del whisky, lo que permite la expansión y contracción del destilado dentro del interior de roble carbonizado de los barriles, lo que da como resultado el perfil rico y de roble y el tono rojizo tan distintivo de un buen bourbon y centeno. Los almacenes no están aislados ni acondicionados para maximizar los cambios de temperatura que favorecen el proceso de envejecimiento. Después del envejecimiento, el whisky se envasa desde los barriles a botellas en el edificio de procesamiento, que luego se envían a casi la mitad de los estados de los EE. UU.

En una fase futura, se planea una sala de degustación con una barra de degustación, ventanas hacia el área de procesamiento y áreas de patio cubiertas y abiertas con vista a los campos de centeno, maíz y trigo. Con vistas a los campos y a las montañas lejanas, la sala de degustación brindará un servicio en el lugar abierto al público, diferente a cualquier otro en la región. La sala de degustación se elevará varios pies por encima del nivel del suelo para que los clientes se sumerjan visualmente en los campos de cereales adyacentes: la experiencia perfecta del grano al vaso.

Leé la nota original en inglés > https://arqa.com/en/architecture/woodinville-whiskey-processing-and-barrel-aging-facility.html