Villa Lavan

El primero es potenciar las vistas desde cada nivel de la casa: la planta baja, que alberga las zonas de día, está orientada hacia el jardín, mientras que la planta alta, donde se ubican las zonas de noche, se abre a un lago cercano, visible solo desde esa altura. El segundo motivo es proporcionar espacios exteriores sombreados, esenciales para protegerse del intenso sol madrileño. La rotación entre los volúmenes genera terrazas cubiertas. El tercer motivo, quizás más subjetivo pero igualmente relevante, es dotar de identidad a la casa. La inclinación entre los volúmenes crea sombras triangulares cambiantes a lo largo del día, aportando dinamismo.

Cada uno de los cuerpos se construye con dos fachadas estructurales sólidas, mientras que las otras dos se dejan completamente abiertas, lo que facilita la orientación y la ventilación cruzada norte-sur. El núcleo de circulación se dispone transversalmente, dividiendo la parte trasera —más pública— debido a su relación con una vivienda vecina situada a un nivel superior.

La rotación de los volúmenes también se expresa en el lucernario circular de la planta alta, realizado en una sola pieza. En el sótano, se ubican el garaje y los espacios dedicados al bienestar y la salud, iluminados naturalmente a través de una claraboya, tal como exige la normativa urbanística de la zona.

Este proyecto se concibió desde la idea de la transgeneracionalidad. El objetivo es crear una estructura espacial clara y duradera, un legado perceptible que pueda ser reinterpretado por diferentes generaciones de habitantes según las necesidades de cada momento. La casa busca mantener su relevancia técnica, funcional y estética. Frente a la obsolescencia, se apuesta por la permanencia. En este sentido, construir con materiales naturales y altamente duraderos puede aportar valor con el paso del tiempo. Es una forma de fomentar el cuidado del espacio. Y lo que se cuida, permanece.

Leé la nota original en inglés > https://arqa.com/en/architecture/villa-lavan.html