6.8.2013

Refugio Los Girasoles, en Alta Gracia

La génesis de la idea del refugio “Los Girasoles” nace de la decantación de un proyecto más grande.

Este consistía en realizar una vivienda permanente donde el matrimonio deseaba retirarse a disfrutar de la naturaleza y de la tranquilidad serrana. Para ello en 2007 adquirieron un terreno, próximo a la ciudad de Alta Gracia, incrustado en un pequeño valle al pie de las sierras de Calamuchita.

Debido a los fluctuantes períodos económicos –a los que casi ningún argentino puede escapar- el proyecto de la vivienda debía posponerse unos años. De todas maneras las intenciones de la pareja eran de poder comenzar a disfrutar (cuanto antes…) de su pequeña porción de sierras; buscaban tener un lugar, un techo, “un quincho” según sus propias palabras.

Básicamente lo que ellos necesitaban era colonizar el territorio; un lugar que los acogiera, que los protegiera de los duros rayos del sol y de las ocasionales lluvias y que además los dejase disfrutar del paisaje, no sólo mientras esperaban ansiosos por comenzar a construir su vivienda, sino en un futuro aún más lejano. lo que necesitaban era un refugio, un lugar esporádico, efímero en su uso pero eterno como construcción. De esta concepción de refugio se desprende un programa acotado que cuenta con los servicios básicos para el habitar: un lugar de guardado, un baño, un lugar de cocción (asador) y un amplio sector de estancia.

El gesto de este proyecto debía ser claro y contundente y la obra sencilla; por lo tanto sólo tres ejes básicos intervienen en su concepción: paisaje, arquitectura y tiempo. De la forma de relacionar estos elementos entre sí nacería el refugio.

Paisaje detrás de la arquitectura:
En cualquier situación arquitectónica el paisaje se hace presente, es el telón de fondo de la obra. La construcción, al posicionarse en un terreno con una pendiente que desciende hacia la misma, está enterrada algunos centímetros haciendo coincidir el piso interior con el punto más bajo del suelo natural. De esta manera no sólo se consigue una conexión directa entre el espacio de estancia y su expansión exterior sino que además el refugio no entorpece la visión del paisaje al ir arribando desde la casa. La arquitectura “subraya” el paisaje en lugar de “tacharlo”

Paisaje a través de la arquitectura: además de que el refugio no intercepte la mirada hacia el paisaje desde el exterior, esta arquitectura busca una lectura codificada del mismo desde el interior. La disposición de los diferentes elementos con los que se construye la morfología de esta obra y las leyes geométricas que los regulan generan recortes en la visión de los usuarios del refugio. Los muros -tanto del depósito como del asador- y las columnas se rotan y se despegan entre si generando estos intersticios que permiten incorporar el paisaje en el interior enmarcando las visuales. La arquitectura, como elemento antrópico, posibilita una interpretación, una recodificación de la mirada del hombre hacia el paisaje.

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Arquitectura a través del tiempo: La relación entre estos dos elementos posee dos miradas diferentes, pero ambas pueden sintetizarse en la materialidad de la obra. Por un lado, como en todo refugio, se trabajó con materiales extremadamente resistentes (en cuanto a su estabilidad estructural) y que poseen un “envejecimiento digno”, lo que establece un muy bajo costo de mantenimiento y una alta durabilidad. Por otro lado, y esta vez limitado por cuestiones económicas, la obra estuvo pensada para poder ser construida en etapas; aunque con la flexibilidad de que cada una de ellas debía estar acabada en si misma a pesar de no completar la totalidad del diseño final. La respuesta a estos dos planteos fue resuelta con una estructura independiente de hormigón armado y tres núcleos de servicios (baño, guardado, asador) de mampostería de ladrillo común revestida con un revoque grueso fratachado.

El techo del espacio de estancia fue realizado en una segunda etapa y consta de una estructura de madera, apoyada sobre las vigas de hormigón ya existentes, y una cubierta de bovedillas con una carga con pendiente de cemento alivianado. Aún cuando el refugio ya es habitable, su arquitectura sigue mutando a lo largo del tiempo de la misma manera que incansablemente lo hace el paisaje.

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