4.3.2024

Reforma en la calle Muntaner

Cuando los clientes adquirieron el piso de 112 m2. en Barcelona, querían que partiéramos de dos conceptos muy claros: que toda la zona de día fuera un único espacio, incluso que se pudiera ver la cocina abierta al salón-comedor desde la entrada, y querían descubrir los elementos de ladrillo en paredes y techos.

La distribución original del piso ya cumplía con los requisitos espaciales: el vestíbulo de la entrada separaba la zona de día hacía la calle y hacia el interior de manzana la zona de noche.

La zona de día se abrió en su totalidad para crear un único espacio. Para que visualmente fuera un único espacio, pero siguiera existiendo un vestíbulo de entrada, se añadieron unas lamas de madera que desde la entrada dejaran entrever la cocina y actividad que ahí pasa. Para ensalzar el estilo industrial, aparte de exponer la bóveda catalana y dejar los ladrillos en su color natural, se pintó las viguetas de color negro.

Como esta familia hace mucha vida alrededor de la cocina, se ocupó todo el largo de una de las paredes para ubicar la cocina compuesta también por una isla de la que extiende la mesa de comedor fabricada en metal negro a medida. Asimismo, se escogió la grifería, sillas, luminaria y electrodomésticos en color negro para enlazar con el estilo industrial que buscaban los clientes.

Para acceder a la zona de noche, como el vestíbulo de entrada que separa las dos zonas queda visto desde toda la zona de día, se optó por panelar toda la pared con el mismo acabado que la puerta para así hacer desaparecerla. Una vez se accede al pasillo, la disposición de las estancias y baños sigue como en la distribución original, con el cambio de que se añadieron armarios empotrados y se ampliaron los baños para pasar de un aseo diminuto y un baño demasiado espacioso, a dos baños de similar tamaño, uno de los cuales pasó a ser en suite.

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En la habitación principal y la habitación de los niños, se descubrió de nuevo parte de la pared original de ladrillo y crear así un cabecero en la propia pared. En todas la estancias, se propuso tener una iluminación indirecta mediante foseados lineales en los techos.

Por último, partiendo del color terracota del ladrillo visto y de las pinceladas de color negro en griferías, iluminaria, mamparas y mobiliario en metal, se optó por un suelo de color neutro como el roble y un verde oliva claro para la cocina para completar una paleta de colores otoñal. Para los baños, donde las superficies y paredes se habían acabado en blanco con los contrastes en negro, se decidió ser más rompedores y pintar las zonas sin alicatar de verde en el baño ensuite y rojo en el baño de los niños.

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