22.5.2015

Concurso Cisterna Borbónica en Formia, 1er. Premio

Admirando el gran espacio entre las naves de la cisterna se reflexiona sobre el gran valor arquitectónico del vacío, del espacio que se desarrolla líquido, entre las columnas y se funde con las bóvedas sin interrupción.

La idea
Resulta evidente el potencial de este núcleo cultural y la enorme responsabilidad que la intervención conlleva para la puesta en valor de la Cisterna de Piazza Santa Teresa.

El gran patio del Ayuntamiento se caracteriza también por una percepción parecida: las fachadas de lo edificado desarrollan un recinto, un gran vacío que a través de una escalinata se conecta espacial y visualmente con la Piazza della Vittoria y el horizonte marítimo.

Con clara y atenta conciencia, las bases del concurso indicaban las Líneas guías de una clara poética proyectual: “Particular atención se deberá mantener en el dibujo de una pequeña estructura exterior, posiblemente transparente, que tendrá que contener un ascensor y una escalara para permitir el acceso a la Cisterna”.

Sobre estas consideraciones se propone entonces una idea proyectual fuerte, clara y neta que elige el respeto del perfil de la plaza, tan transparente que desaparece respecto a la cota cero, haciendo del espacio fluido y enterrado su concept de proyecto. La arquitectura del vacío entonces, una rampa con una leve pendiente, accesible por todo, que dobla el perfil de la Piazza y se insinúa en subsuelo, alcanzando lentamente el caveau de la Piazza Santa Teresa, ofreciendo al visitante una experiencia sensorial con fuerte poder evocativo, donde el agua y la luz asumen un rol protagónico en la caracterización de los espacios.

La gran permeabilidad de la Piazza se mantiene gracias a un simple sistema de rampas y escaleras que permiten acceder a la cisterna desde todos los puntos de la misma, sin comprometer los recorridos peatonales y garantizando la completa accesibilidad.

Inserción en el contexto urbano
Piazza Santa Teresa- patio del Ayuntamiento- y Piazza della Vittoria, constituyen los grandes espacios abiertos del centro urbano de Formia. Las fachadas urbanas vuelcan sobre estas grandes habitaciones a cielo abierto que se desarrollan entre las calles. Existe una sutil pero significativa directriz que pasa paralela a la fachada de la iglesia, atraviesa el patio del Ayuntamiento, baja por las escaleras y llega hasta Piazza della Vittoria, acabando su recorrido en el mar y el horizonte.

Es justamente sobre esta directriz que insiste la intervención propuesta, plegando sutilmente el perfil del terreno y generando un nuevo vacío en la Piazza. La intervención arquitectónica opta por un perfil enterrado, que respeta la fachada de la iglesia, superando el concepto de transparencia- pedido en las bases del concurso- indicando la presencia de un elemento en el subsuelo, en una dimensión hasta ahora desconocida para los vecinos, visitantes y turistas.

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Si las bases del concurso pedían un sistema de escaleras y ascensor, esta idea de proyecto busca ir mas allá, definiendo un recorrido que introduce a las personas en la arquitectura subterránea: un recorrido formativo de descenso a través de un nuevo vacío que permite, durante la caminata, mantener un continuo contacto visual y sensorial con la preexistencias, con la Piazza y su iglesia, con el cielo y el entorno.

Un consciente estudio del proyecto en corte brinda al peatón visuales hasta ahora desconocidas.

El espacio y el proyecto de arquitectura – la huella en la Piazza
El proyecto, sencillo y lineal, es fruto de un largo proceso de síntesis compositiva: un sistema de rampas sucesivas con leve pendiente, lleva hasta el subsuelo. Las primeras dos permiten alcanzar un nivel intermedio, iluminado con pequeñas lucarnas. Estos elementos de iluminación cenital reinterpretan los preexistentes de la cisterna y marcan el acceso.

En este nivel intermedio se localiza un infopoint para los visitantes y un espacio destinado a la exposición de objetos arqueológicos encontrados en la zona, accesible también en horarios diferentes respecto a la cisterna. Siguiendo el recorrido, acompañados por paneles informativos y aberturas hacia la cisterna, se alcanza el verdadero acceso a las naves con un liviano recorrido de pasarelas: un paseo adentro de la bóveda de la Piazza Santa Teresa.

Este proyecto define un proceso de construcción-sustracción, buscando poner en valor el entorno y el espacio urbano a través de un proyecto completamente subterráneo.

Leer las preexistencias y el entorno a través de un análisis urbano y tipológico de la trama urbana del centro de Formia ha permitido entender que cualquier proceso agregativo y constructivo hubiese afectado al espacio vacío de la Piazza y el protagonismo de la fachada de la iglesia. Resulta, de hecho, fundamental el contexto social y tradicional de los vecinos que, como subrayado en las bases del concurso, llaman coloquialmente la Piazza Marconi, Piazza Santa Teresa (tomando como referente el nombre de la iglesia que la caracteriza).

El gran vacío de la cisterna se respecta con un dibujo liviano de pasarelas que atraviesan solo dos naves brindando al visitador la precepción de los volúmenes y la presencia del agua. Las texturas de las paredes se admiran desde cerca con las columnas que dan ritmo al recorrido sin ser tocadas.

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El agua – la cisterna y el espacio liquido –  los elementos naturales como mitigadores urbanos
La presencia del agua constituye la gran fuerza evocativa de la cisterna: el agua dibuja las paredes y humidifica el ambiente, caracterizando la acústica de los espacios. La potencia escenográfica del agua, de un ambiente líquido y su potencial urbano, han sugerido para este proyecto una idea fuerte: la posibilidad de explotar este elemento natural como factor comunicativo, rasgo de unión entre la superficie y el subsuelo. El agua dibuja con un sutil espejo la plaza, como en la cisterna, refleja su entorno, duplicando la fachada de la Iglesia de Santa Teresa.

El agua se posiciona a lo largo del eje de proyecto e inclinándose un poco invita al peatón a dirigir la mirada y el camino hacia la fachada de la iglesia. Con un atento juego de pendientes el agua cae sobre la pared vertical y acompaña la bajada.

El único sutil y transparente elemento vertical que marca el acceso es un plano de vidrio alejado respecto al eje de la iglesia, posicionado en la fuente de agua, liberando la fachada de la iglesia. Constituye además una ligera nota de color para la Piazza a través de una coloración luminosa a led RBG. Por debajo de la fuente de agua se propone la construcción de un espacio para exposición arqueológica de dicada a la ciudad.

En fase de proyecto preliminar se propone de hecho la ampliación del programa de la base del concurso, ganando un espacio para ampliar la oferta cultural del centro, una ampliación física del espacio de la Piazza en un lugar intermedio, entre la superficie y el subsuelo. El potencial de esta localización, en el centro de la Piazza, pero sin afectarla en su vacío, es evidente.

Al lado de la segunda rampa, por debajo del espejo de agua, la pared líquida se dobla como el piso de la Piazza, cae hacia el subsuelo y moja una pared de vidrio que separa la sala de exposicion del exterior sin comprometer la iluminación ni el contacto visual con el entorno.

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La luz – la Piazza y el espacio permeable
Otra gran protagonista del proyecto, además del agua, es la luz, que define y dibuja los espacios, acompañando el recorrido desde la Piazza hasta la cisterna. En el espacio de la plaza, una fuerte idea marca el piso: tiras de led en el piso dibujan cuadrados de 120 centímetros de lado, posicionando la huella de los pilares de la cisterna sobre la cota cero de la Piazza, exactamente arriba de los mismos, casi proponiendo una radiografía en planta de las naves del subsuelo, un sutil dibujo define la Piazza Santa Teresa y sugiere la presencia en el subsuelo de una geometría arquitectónica. La presencia de viejo acceso, a través de una alcantarilla, se marca a través de una lucarna que pasando más allá de la antigua bóveda, ilumina el pasillo paralelo a la fachada de la iglesia.

El nuevo acceso, con el panel de vidrio, se ilumina de colores e indica la presencia de la cisterna. El agua, adecuadamente iluminada, con sus reflejos introduce al peatón hacia la bajada; el aire se humedece, el sonido del agua cubre los ruidos de la ciudad; la transparencia y la gradual reducción de luz guía a través una procesión hacia el interior de la cisterna, en un recorrido sensorial fuertemente escenográfico. La luz, localizada en los bordes de las rampas, despega literalmente los planos horizontales de los verticales; las lucarnas y el piso vidriado garantizan una difusión liquida del espacio sin interrupciones. Adentro de la cisterna la luz ilumina las naves y las bóvedas desde abajo hacia arriba, dibujando las curvas de la cisterna.

El recorrido de pasarelas se acompaña por elementos informativos iluminados y una liviana baranda metálica que casi desaparece a nivel visual gracias a la localización de una iluminación por debajo del pasamano. Las pasarelas parecen flotar arriba del agua de la cisterna, la iluminación por debajo de los elementos horizontales es la única orientada hacia el agua, logrando así el resultado de la liviandad  de los recorridos.

El reflejo natural del movimiento del agua desmaterializa el reflejo de las bóvedas que completan la ilusión de un espacio duplicado en su gran vacío.

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