20.2.2020
La Casa del Silencio
El proyecto está ubicado en la ciudad de Quevedo, provincia de Los Ríos, Ecuador. Con aproximadamente 16 mil habitantes se ha convertido en una de las grandes conurbaciones del país. Su alto potencial comercial hace de la ciudad un atractivo económico pero a su vez un atractor de ruido.
La búsqueda de refugio y descanso de un hombre de campo de 85 años incita a generar un bosque en la ciudad, donde es imperiosa la práctica del silencio para lograr entender y escuchar aspectos sustanciales del hábitat y de la vida. Usualmente pasamos gran parte de nuestros días envueltos en ruidos externos, por lo que vincularse con la nobleza material del bloque, la madera tropical, el agua y la roca, son aspectos necesarios para escucharse.
La relación y el valor de la intervención familiar fue esencial para desarrollar la morfología del proyecto, la cual se compone de un espacio central vinculado con el exterior, donde sus nietos juegan; y a su vez, con dos volúmenes rectangulares que albergan los programas de servicio, ocio y descanso.
Dicho espacio amalgama lo conceptual con lo material y espacial; como una suerte de espacio de meditación, deja cruzar luz cenital hacia su jardín central, iluminando así, un árbol como símbolo del tiempo por transcurrir. Por otro lado, el agua se expresa como elemento generador de paz, crecimiento y su fluidez se conjuga con intenciones de efectividad bioclimáticas, refrescando el aire de la casa a desnivel, desde el jardín interior hacia las habitaciones y espacios comunes.
De esta forma el habitar se constituye en una casa de recorridos y de espacios por descubrir, donde la arquitectura nos invita a la reflexión desde el lugar, en los adecuados momentos de silencio.