1.12.2010

Radisson Blu Hotel en Madrid

El Radisson Blu Hotel Madrid Prado está ubicado en el “barrio de las Letras”, en el corazón de Madrid. Es un edificio de arquitectura clásica de principio del siglo XX. En las cuatro plantas del edificio se distribuyen 48 habitaciones y 6 suites. El interior expresa confort, elegancia, atemporalidad y bienestar.


Es un pequeño hotel cuya idea es ofrecer a quien lo visite algo más que un lugar donde dormir, en una ubicación impecable, donde el diseño no juega un papel protagonista sino que se convierte en un aliado para crear un ambiente cálido y confortable.

Se trata más de un bienestar sigiloso que de un exceso de lujo. El objetivo fue revisar el concepto de un cuatro estrellas huyendo de las tradicionales y superfluas apuestas por el “diseño espectáculo”. Las cualidades que más me interesan de un interior son las que solo se pueden apreciar visitándolo.

He procurado no dejarme influir demasiado por la actualidad de las tendencias. Las tendencias responden, en parte, a los nuevos materiales y técnicas constructivas del momento. Esto es lógico y hay que saber utilizarlo sin caer en un estilismo de moda que todo lo iguala.
Me gusta ser cuidadosa con el espíritu del proyecto, para que cada uno de ellos exprese su distinción y no caer en el montón convirtiéndolo en uno más.

La rehabilitación de cualquier edificio al que se le cambia el uso, depara agradables sorpresas que te allanan el camino en el discurso proyectual.
En este caso, la protección patrimonial del zaguán y el patio interior son el punto de partida de dicha rehabilitación.

La utilización de materiales pétreos en el pavimento y arrimadero, mezclados con el revestimiento vertical de vidrio parsol retroiluminado mediante luminarias fluorescentes circulares, crean una fuerte imagen que convierten ese patio de “luces” en un lugar mágico. En él, todo se multiplica. Se modifica…se transforma. ¿Quizás el que sea un whisky bar colabora?
En la entre planta se sitúan el restaurante y el bar. Los materiales pétreos se prolongan en las zonas de circulación. En los espacios propios del restaurante y el bar, los materiales se vuelven cálidos. La utilización de la madera en el pavimento y las tapicerías nórdicas de Kvadrat en diferentes texturas pero todas de tonos rojizos, ayudan a crear esta atmósfera. La iluminación se resuelve de manera general mediante fluorescencia, retroiluminando una cuadrícula metálica. De manera particular y concreta con luz halógena destacando los lugares de estar, en modo de rayos de sol.

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