26.2.2009

Hall de acceso al Pabellón de la Maternidad, Barcelona

El encargo consiste en solucionar el hall de acceso a un edificio público que alberga las oficinas del Servei Català de la Salut (el Servicio Catalán de la Salud), y se sitúa en la Maternitat, un conjunto de edificios modernistas de gran belleza que acogía el principal lugar para dar a luz en Barcelona, y que ahora ha sido reformado y alberga diversos usos (incluyendo una escuela secundaria, una estación de radio y diversas oficinas administrativas).

El hall de acceso presentaba dos problemas: uno de circulaciones (el registro estaba en una habitación y los mensajeros debían cruzar la seguridad para entregar los documentos, ralentizando mucho todas las operaciones) y otro espacial (los mostradores estaban situados muy juntos y el acceso se producía en circunstancias de estrechez y incomodidad). Así que la primera decisión fue la de crear un gran espacio público y poner el registro en él: dando de esta manera un espacio de entrada en la escala del edificio y solucionando los problemas de circulación.

Los muebles son de DM lacado en distintos tonos de rojo y fueron diseñados en 3D con ayuda informática y de maquetas. Una vez fijada la forma, de desarrolló en superficies planas que se entregaron al carpintero para que las construyera en taller (cada una aproximadamente de 3x2x1,4m) y después las ensamblara en el lugar. Éste método permitió que la construcción en el lugar durara un solo día y que no interfiriera en el funcionamiento normal del edificio. La construcción en el taller se alargó por alrededor de dos meses.

La configuración espacial básica es:
Justo a la llegada se encuentra el gran mostrador de información, creando el lugar de acceso y extendiéndose para separar lo público de lo privado y recogiéndose en el otro extremo para generar una isla de atención. A mano derecha se encuentra el mostrador de registro (el lugar donde se entregan y recogen documentos ahora ya en contacto con el exterior y con el interior), mostrador que abraza este espacio y genera un banco donde esperar brevemente, dejar el bolso o el casco. Enfrentado a él y en el otro extremo se encuentra el mostrador de seguridad, más robusto y sin tantos gestos formales. Cada uno de los mostradores está pintado en un tono distinto de rojo: los dos públicos son parecidos y de un rojo vivo, mientras que el de seguridad se pintó en un tono más oscuro.

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