8.11.2024
Hotel Ikiru
Un proyecto armonioso de renovación y marca cocreado con la naturaleza
IDEOLOGIST ha encabezado la renovación y el cambio de marca del Hotel Ikiru, un proyecto profundamente inspirado en las tradiciones artísticas japonesas, donde la intervención humana enmarca delicadamente la vida natural, complementándola en lugar de dominarla.
Antecedentes
El propietario de un hotel ubicado en la pintoresca costa del Mar Negro se acercó a IDEOLOGIST para liderar la transformación de un edificio turístico de la era soviética tardía y diseñar los interiores de sus 30 habitaciones. Un aspecto central del proyecto fue la visión del propietario de desarrollar un futuro campo de entrenamiento de aikido junto a la estructura principal, creando un entorno arquitectónico y estilístico cohesivo.
Concepto
El entorno del hotel, un paisaje definido por el mar, los acantilados, el bosque y el río, proporciona inherentemente un entorno poderoso y autosuficiente. La naturaleza circundante ofrece un telón de fondo extraordinario y la arquitectura fue diseñada con el objetivo de integrarse perfectamente con ella.
La tradición estética japonesa tiene sus raíces en un principio de no perturbar los objetos naturales. Este enfoque podría calificarse de «no creativo» en el sentido de que crear algo nuevo no es un acto de imposición, sino más bien un proceso de revelación de lo que ya es inherente a la naturaleza. En esta forma de pensar, la naturaleza ya es perfecta y los esfuerzos humanos solo deberían servir para resaltar e iluminar su belleza.
De acuerdo con esta filosofía, diseñamos la arquitectura y los interiores del hotel para que sirvieran como una forma de «enmarcar» el entorno circundante. El edificio actúa como una guía sutil, centrando la atención en el paisaje natural en lugar de competir con él.
El nombre del hotel, Ikiru, resuena con el concepto japonés de la vida en sí, es decir, «vivir» o «estar vivo». Para los japoneses, las piedras, los árboles, las montañas, el agua y todos los elementos que nos rodean infunden vida. Esta comprensión de la interconexión de la vida se hace eco de la filosofía del aikido, que enseña la unidad del cuerpo y el espíritu, así como la armonía entre las personas, uno mismo y el medio ambiente.
Arquitectura
El diseño del hotel Ikiru se inspira en los patrones sobrios de la tela tradicional de los kimonos masculinos. Esta visión se materializa a través de líneas claras y minimalistas y una economía de elementos, enfatizando la relación entre el edificio y su entorno. La arquitectura prioriza lo esencial, dirigiendo la atención hacia la belleza natural que envuelve el lugar.
Una característica clave del diseño es el uso de bandas rectangulares que parecen flotar alrededor del volumen principal del edificio, recordando a la tela que cubre un kimono. Estas bandas rodean el edificio en cada nivel, sobresaliendo de sus ventanas y balcones, rompiendo así la composición convencional de la fachada y creando intrincados juegos de luz y sombra.
Esta estrategia le da una sensación de fluidez dinámica a la fachada del edificio al mismo tiempo que aumenta la privacidad de los huéspedes. Los elementos salientes forman una especie de «marco» para que los huéspedes vean el paisaje, mejorando su conexión con la naturaleza al mismo tiempo que los protege del escrutinio externo. Este elemento es tanto estético como funcional: no solo guía la mirada del espectador, sino que también garantiza una conexión íntima entre el huésped y el entorno.
El techo del edificio está diseñado con pendientes en cascada que parecen olas, reflejando el terreno e invocando la arquitectura tradicional japonesa de los templos, lo que ancla el proyecto en sus raíces culturales.
Diseño de interiores
El diseño interior del hotel Ikiru se basa en un enfoque en la armonía y la tranquilidad, principios centrales tanto para la filosofía del aikido como para la estética tradicional japonesa, donde el espacio y el detalle son de suma importancia.
Una característica distintiva de los interiores es la disposición de los muebles: todas las camas están alineadas de cara a las ventanas. El mar, el bosque y las montañas en constante cambio se convierten en elementos integrales de la estadía de cada huésped. Esta elección de diseño intencional crea un vínculo directo entre los huéspedes y su entorno natural, lo que garantiza que la vista se convierta en parte de su experiencia cotidiana.
Los muebles son deliberadamente bajos y anchos, lo que refleja el estilo de las salas de estar japonesas, donde sentarse en el suelo es común. Sin embargo, para la comodidad de los huéspedes europeos, se mantuvieron las alturas estándar de los asientos, combinando sutilmente la autenticidad cultural con las sensibilidades modernas. Esta yuxtaposición crea un efecto óptico en el que el mobiliario parece integrado en el espacio sin dominarlo, lo que mejora la sensación de calma y la ausencia de conflictos.
Otro elemento clave es el uso de plataformas elevadas, que ayudan a definir diferentes zonas dentro de las habitaciones y añaden profundidad. Al igual que en las casas japonesas tradicionales, donde los niveles del espacio transmiten significado, estos podios simbolizan un viaje hacia el interior. Al entrar en la habitación, se invita a los huéspedes a quitarse los zapatos en la zona inferior, lo que marca un cambio del agitado mundo exterior a un espacio sereno y contemplativo destinado a la reflexión y el rejuvenecimiento. Este pequeño pero simbólico gesto ofrece una transición psicológica, reforzando la sensación de entrar en un lugar diseñado para la paz y la restauración.
Iluminación y materiales
La iluminación juega un papel crucial en el ambiente general del hotel Ikiru. Se implementó un esquema de iluminación suave y discreto con contrastes cuidadosamente pensados para evocar una sensación de calma y comodidad. Guiada por principios minimalistas, la iluminación realza los puntos focales sin opacar los elementos naturales que permanecen en el centro de la experiencia.
La elección de los materiales es igualmente importante para crear una conexión con la naturaleza. Los acabados son táctiles, naturales y discretos: yeso de tonos claros, madera de arce cálida y papel washi japonés tradicional contribuyen a una experiencia sensorial que invita al tacto y la observación. El piso está terminado predominantemente con parqué, pero en ciertas áreas, se han introducido tatamis, otro guiño a las tradiciones de diseño japonesas. El tatami también sirve como zonas multifuncionales, donde los muebles minimalistas de perfil bajo permiten a los huéspedes descansar cómodamente en el piso, ofreciendo una visión de la auténtica vida japonesa, aunque adaptada para la comodidad europea moderna.
Tipos de habitaciones y filosofía de diseño
El hotel Ikiru ofrece siete configuraciones de habitaciones diferentes, cada una de ellas con un tamaño y una distribución diferentes, pero todas ellas respetando el concepto general de tranquilidad, interacción con la naturaleza y unidad de diseño. Estas habitaciones satisfacen distintas necesidades, desde espacios compactos para dos personas, diseñados con el espíritu de los eficientes hoteles de Tokio, hasta amplias suites de lujo con dormitorios separados y zonas de té exclusivas.
Uno de los pilares del diseño en varias habitaciones es el uso de mamparas corredizas kumiko, que permiten a los huéspedes adaptar el espacio a sus preferencias. Esta modularidad garantiza la flexibilidad, permitiendo que las habitaciones se dividan en diferentes zonas (como la separación de las áreas de dormir y de estar) o se abran para una experiencia más conectada. Esta adaptabilidad refleja la larga tradición de Japón de transformar un único espacio en múltiples entornos para diferentes usos a lo largo del día.
Incluso en las habitaciones más pequeñas, algunas de tan solo 15 metros cuadrados, la filosofía central sigue centrada en maximizar la interacción con las vistas panorámicas. El diseño minimalista, junto con la inteligente disposición de los muebles, genera una sorprendente sensación de amplitud e intimidad, sin ningún desorden innecesario.
A diferencia de muchos resorts cuyo objetivo es simplemente brindar comodidad u opulencia, Ikiru invita sutilmente a cada huésped a un diálogo con la naturaleza. La arquitectura no busca imponerse al paisaje, sino actuar como complemento de él, asegurando que el mundo natural siga siendo el verdadero centro de atención.
Así como el aikido enseña la atención plena en movimiento, el hotel Ikiru fomenta la atención plena en la quietud: una invitación a vivir intencionalmente, a encontrar la belleza no solo en los grandes gestos sino en las sutiles interacciones entre el diseño humano y los ritmos eternos de la naturaleza.
Leé la nota original en inglés > https://arqa.com/en/architecture/ikiru-hotel.html