House 64

Cuando se construyó el edificio —exactamente 64 años antes de que el estudio recibiera este encargo— miles de personas de provincias rurales llegaban a Madrid en busca de una vida mejor, dejando atrás las escasas oportunidades y las dificultades del campo español. Las familias eran numerosas, las mujeres trabajaban en casa y un solo salario solía ser suficiente para mantener a toda la familia.

En este apartamento de 71 m², situado en la quinta planta sin ascensor, llegaron a vivir nueve personas. Aprovechando que la vivienda tenía ventanas en dos fachadas paralelas, un estrecho pasillo central se ramificaba en minúsculos dormitorios, apenas lo suficientemente grandes como para colocar una cama. No había salón; los niños jugaban fuera, y el único espacio común era un pequeño comedor. Un único baño daba servicio a toda la familia, y cada noche, el sofá del salón se convertía en otra cama. Esta era la vida cotidiana de miles de familias en Madrid durante la década de 1960.

Hoy, la autovía que antes pasaba frente al edificio está enterrada bajo un gran parque, el edificio ahora tiene ascensor y solo dos personas viven en el apartamento. Esto ya no es la periferia, sino el límite del centro de Madrid, una ciudad multicultural que sigue acogiendo a miles de personas que buscan oportunidades, esta vez procedentes de todo el mundo.

Al igual que Madrid, esta vivienda ha evolucionado para adaptarse a las nuevas realidades, resurgiendo 64 años después, llena de luz y color. El apartamento original fue completamente demolido, creando un espacio diáfano y luminoso, inundado de luz natural y con una excelente ventilación cruzada gracias a sus dos fachadas paralelas.

Los arquitectos diseñaron una distribución basada en la colocación estratégica de elementos revestidos con colores, materiales y texturas cuidadosamente seleccionados, lo que da como resultado una organización espacial fluida, flexible y altamente funcional. Cada pared actúa como un lienzo en blanco, con un material específico que interactúa con el resto: una pieza dentro de un todo, formando un collage tridimensional donde las texturas, los reflejos y los detalles sutiles son tan importantes como la forma en que cada espacio se conecta con los demás.

El mobiliario desempeña un papel activo en esta rica composición material. La tapicería azul marino del sofá armoniza con la pared metálica ondulada que tiene delante, la cual descansa sobre un armario triangular azul. Una cortina de terciopelo dorado separa el salón del dormitorio, y sus pliegues hacen eco de las onduladas baldosas amarillas que revisten la pared contigua. Frente a ella, un aparador con puertas verde oliva oscuro añade otra capa de contraste. Una lámpara color arcilla armoniza con los tonos tierra del armario, mientras que la amarilla se integra con la encimera azul celeste de la cocina.

Esta rica interacción de materiales, colores y relaciones espaciales ha transformado por completo el apartamento 64 años después de su construcción original. Una segunda oportunidad para un hogar que se ha adaptado a la perfección a un mundo cambiante, a una nueva familia y a diferentes formas de vida.

Leé la nota original en inglés > https://arqa.com/en/architecture/house-64.html