30.6.2020
Escuelas públicas del Consorci d’Educació de Barcelona | Finalista Premios FAD 2020
Los niños, como los adultos, merecen espacios sin estridencias cromáticas agresivas y estereotipos de falsa apariencia lúdica. Tienen que poder aprender en y de un entorno con cualidad espacial no deformado por prejuicios sobre su capacidad de comprensión.
En las intervenciones que realizamos para los centros del CEB, el edificio es un único ámbito de actuación coherente y homogénea. El objetivo es conseguir la máxima amplitud, serenidad y luminosidad y hacer prevalecer la pacificación visual frente a la contaminación cromática. El color se concentra en los detalles y ayuda a dinamizar y renovar edificios que precisen incrementar su calidad espacial.
Las gamas cromáticas más adecuadas en cada caso y los criterios de aplicación se establecen considerando las preexistencias inamovibles y las que se pueden modificar. Forman parte de esta base, entre otros, los pavimentos, las carpinterías de aluminio y los revestimientos cerámicos o pétreos.
A partir de esta base se ha construido la nueva gama de color, respetando las actuaciones cromáticas previas que tienen un carácter global y harmónico y potenciando la pacificación visual con la utilización de colores claros y luminosos frente a la contaminación cromática.
La utilización del color huye de las composiciones visuales basadas en interpretaciones erróneas de los espacios escolares, que establecen colores estridentes específicos para los niños. Se han buscado gamas cálidas, domésticas y tranquilas que aporten confort y bienestar.
Los acentos de color y de forma se reservan para la escala de los detalles y para las situaciones en las que los centros carecen de cualidad espacial. A través del color en el detalle se introducen vibraciones y se fomenta la imaginación de los niños sin agobiarles, a través de variaciones dosificadas, alegres y coherentes de la gama cromática, que despierten su creatividad y contribuyan a su bienestar y a su disposición para aprender.