4.7.2019
El Hotel Somiatruites
El proyecto del Somiatruites es el de dos hermanos -un arquitecto y un cocinero- con ganas de poner en marcha un camino juntos donde cocina y arquitectura sean capaces de transmitir unos valores compartidos de integración a un barrio, a una ciudad y a un contexto sociocultural muy determinado.
El proyecto comenzó en 2013 con la rehabilitación de una antigua fábrica de curtidos en el barrio del Rec de Igualada, transformándola en restaurante.
El barrio del Rec, situado entre las murallas y el río, ha sido durante más de quinientos años el lugar donde convivían grandes fábricas curtidoras con pequeños huertos en el entorno fluvial. Aunque aún conserva tenerías que producen una de las consideradas mejores pieles del mundo, sucesivas crisis han dejado un gran patrimonio arquitectónico vacío.
Aportar un proyecto capaz de favorecer la regeneración del barrio y manteniendo los lazos históricos era una de las premisas. El hotel es el proyecto evolutivo del restaurante, que dota a las empresas de la piel de un necesario espacio donde alojar sus clientes.
El Hotel Somiatruites se genera con la voluntad de integrarse en la arquitectura del barrio de manera sostenible y formando parte de la globalidad del proyecto gastronómico.
El edificio se construye como una estructura metálica ligera que salva la antigua curtiduría, conservándola en su estado original y colocándose por encima de ella, separado por una línea de sombra que contrapone al tiempo integra la remonta a la volumetría existente.
La fachada la definen unas celosías que sirven de control solar y que son una puesta al día de las que se encuentran en los secaderos de las antiguas curtidurías.
La totalidad de la cubierta es un huerto donde convergen los orígenes del barrio del Rec -los huertos entre curtidurías-, la apuesta por una futura transformación de un barrio sostenible y la herramienta principal para diseñar y explicar la cocina del Somiatruites. Un huerto abonado por las gallinas que conviven y regado por las aguas de los pozos freáticos bajo la misma fábrica.
En el interior: la piel, la madera y la luz son las herramientas para conseguir unos espacios confortables, acogedores y adaptables a las necesidades de los huéspedes. El hecho de que una gran parte de los clientes sean de negocios, hace que se entiendan las habitaciones, no sólo como habitaciones, sino también como posibles salas de estar y reunión, haciéndolo posible con una cama que se esconde en el techo y una mesa que también desaparece, haciendo así que el espacio sea transformable y dinámico.