6.8.2024

Edificio Industrial Vallecas

El edificio se ubica como remate o principio, según se mire, en el extremo oeste del polígono de Vallecas, Madrid, un lugar rodeado de infraestructuras, sin referencias; de nuevo, un contexto anodino, difícil para negociar.

La visibilidad que proporciona esta situación y la necesidad de espacio exterior para  aparcamiento de vehículos del servicio determina la posición del edificio en la parcela, organizando una clara y eficaz circulación en anillo alrededor del volumen construido. Este volumen, compacto, rotundo y preciso se desplaza y se orienta hacia la rotonda para afirmar su presencia silenciosa frente al desorden del lugar, recibir a los visitantes y ocultar los vehículos.

Un programa sencillo, aunque heterogéneo, organiza los distintos usos por bandas programáticas que se adosan unas a otras sin solución de continuidad. Oficinas, vestuarios, talleres, lavadero y almacenes se suceden en el espacio, agrupados en bandas legibles tanto en planta como en sección, generando una silueta compacta de altura constante resuelta toda ella con estructura prefabricada de hormigón armado. El entorno descrito y la naturaleza híbrida del programa invitan a proyectar un edificio unitario, integrando su carácter público en un sistema constructivo industrial de gran escala, que proporciona la flexibilidad deseada tanto en la parte industrial como en la administrativa.

Esta variedad funcional se somete a la disciplina del empleo de un único sistema de fachada de paneles minionda industrializados, en tres acabados distintos, según zonas. Panel de acero galvanizado microperforado para envolver el área administrativa y de personal, panel de acero galvanizado ciego para resolver el nivel inferior del área industrial e integrar todas las puertas de vehículos y panel de policarbonato celular para resolver el nivel superior del área industrial y su iluminación. Estos materiales, paneles minionda de acero galvanizado y de policarbonato, en clara alusión al contexto, que prescinden de toda referencia a la escala, producen un sugerente juego de brillos y reflejos. Puertas y ventanas del área administrativa y de personal se integran en el cerramiento de manera continua mediante el empleo de la chapa minionda microperforada, lo que también contribuye a reducir la incidencia solar y a mitigar la presencia de las infraestructuras que rodean al edificio, con gran densidad de tráfico.

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Así, el edificio, hermético por fuera, recibe abundante luz natural en el interior, lo que reduce considerablemente la necesidad de iluminación artificial. Un único hueco perfora el volumen abstracto para señalar el acceso y para relacionarse con el entorno más próximo, mostrándose como una auténtica ‘boîte à miracle’.

Todo lo anteriormente descrito redunda en la idea de alcanzar una ajustada y equilibrada economía de medios en la construcción del edificio, incluidos los detalles, que se hacen más visibles por su ausencia. Los materiales se recortan limpios ocupando superficies completas, siempre de suelo a techo. Estos materiales empleados, pocos e industrializados, que permiten rapidez y eficiencia en su montaje, posibilitan también reducir los costes de la construcción.

Este es el tercer proyecto construido de una misma serie tras los edificios industriales de Vicálvaro y Boadilla del Monte y, aquí también, una caja gris plantea una cuestión de arquitectura: la tensión entre la envolvente y el espacio interno articulado por la luz.

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