11.9.2024
Casona en Nestares
Nuestro primer objetivo como arquitectos será el de comprender y descubrir aquello que está presente en un contexto determinado para hacerlo evidente. Mostrar la memoria, la cultura y la materia que de forma inherente construyen un lugar concreto. Esta casona en Nestares, ubicada en el límite sur del casco urbano consolidado, es un viaje en el tiempo en busca de las marcas de su pasado, para imaginar como habitarla en su futuro.
La casa tiene unas dimensiones aproximadas de 10×13 metros, siendo sus tres orientaciones preferentes sur, este y norte. La vivienda consta de dos plantas habitables y un bajo cubierta que se utiliza para instalaciones y almacenamiento ocasional. Esta vivienda, no respondía a las condiciones del paisaje circundante, de las orientaciones, del maravilloso soleamiento que podía tener la misma. La casa tenía en planta baja un único baño, la cocina, el comedor y salón, un almacenamiento, un área de acceso y, finalmente un dormitorio orientado a norte. En la planta superior se ubicaba un único baño y seis habitaciones, respondiendo en ambas plantas a un esquema tipológico casi palladiano de tres naves en dos direcciones.
Además de esto, la disposición de los espacios, las múltiples tabiquerías y la no optimización del volumen interior hacían que la casa fuera demasiado caliente en verano y muy fría en invierno, negando toda condición de confort térmico a su interior. Esta alta insalubridad, unida a los revestimientos de yeso que ocultaban las maderas de la estructura, generaba pudrición y deterioro de elementos estructurales de la casona.
Tras descubrir los problemas y virtudes de la vivienda, nos propusimos recuperar los principales valores de esta. Para ello, se decide vincular la casa con su contexto tanto tipológica como materialmente. La casa debe de mirar al sur, a la sierra de la demanda, donde nace el río Iregua, y al este hacia el paseo con castaños de indias. Además de esto, se analizará la sección paisajística de la propia vivienda, procurando una nueva conexión entre norte y sur, la cual introduzca iluminación y ventilación cruzada en el espacio interior, mejorando el hábitat en este.
La primera de las acciones a realizar será la eliminación de forjados en la franja central de la casona. Con esto, se recupera el esquema de planta palladiano propio de las casas indianas en la comarca de los cameros, donde se produce un discurrir en torno al espacio central produciéndose diversidad de visiones transversales. El nuevo volumen interior producirá disipación del calor a través de ventilaciones cruzadas y de la nueva chimenea de luz, la cual aparece como un elemento pinariego propio de la serranía riojana y soriana.
En segundo lugar, se realizarán una serie de acciones en cada uno de los huecos existentes. Se partirá siempre de su preexistencia, para operar de diversas formas: cuando se amplía o transforma el hueco aparecerán recercos de hormigón en sus cuatro lados, cuando se amplie hacia arriba o hacia abajo habrá dintel y alfeizar, y, finalmente, los huecos que no se transforman se perciben sin ningún tipo de cambio. Esto hará que aparezcan variaciones dimensionales y materiales al exterior transformando la percepción de la casona.
Finalmente trabajaremos como arqueólogos, buscando la materia que conformaba la vivienda. Se rascarán todos los revestimientos y se producirán nuevas cámaras. Donde existía piedra toba (travertino) se rejuntará la misma con mortero de cal de base, igualmente, marmórea. Las maderas de nogal que conforman la estructura se limpian y muestran como trasladan las cargas de la cubierta al suelo. Se recupera la tarima de madera de pino preexistente, así como la totalidad de baldosas hidráulicas que conformaban el suelo de la vivienda. Por último, las nuevas carpinterías y mobiliarios serán igualmente en madera de pino, con un tinte oscuro para producir una relación entre las partes. Los nuevos elementos en hormigón armado tendrán un chorreo de arena para mostrar el árido interior buscando la condición pétrea de esta materia.
La casona en Nestares es un ejercicio de recuperación integral, donde pasado, presente y futuro se vinculan a través de la piedra como nexo tipológico material. Una arquitectura que ahonda en las raíces de las casas tradicionales de la serranía riojana, donde paisaje, jardín y vivienda conforman un conjunto para un habitar mejor.