16.12.2019

Casa Roca

El abrazo es ese abrigo que brinda la seguridad y el confort que nace en el contacto de dos cuerpos en señal de afecto. EFE fue más allá del significado simbólico, para imaginar un espacio que brindara, además de calor, la forma física de un abrazo.

La Casa Roca nace de esa inspiración visual y a la vez invisible. Su piel curva de hormigón visto rodea los tres lados de mayor concurrencia de la construcción y brinda una privacidad acogedora. De su manto macizo salen las ventanas y a través de ellas, entra una hermosa vista hacia las montañas.

EFE quiso explorar al máximo la plasticidad del hormigón, un reto que llevó a sus arquitectos a resaltar las curvas y texturas en varias escalas. Se levantaron duelas rústicas para el encofrado del material, para luego pulir ciertas áreas. Un dibujo se trazó durante ese ejercicio y de él nace el mural escultórico dispuesto en la fachada.

Todos los materiales se caracterizan por su pureza. Fueron tratados sin recubrimientos a fin de dar dignidad al sistema constructivo. Se puede sentir cómo la ventilación y la luz entran por varios puntos de fuga, fácil y sutilmente, como si entráramos a un ambiente natural de exterior dentro de la casa.

El área de la sala y el comedor es lo que llamamos el corazón. Comparten un espacio de doble altura situado en el centro de la planta. Diez por nueve metros. Sin columnas. A través del uso de una losa alivianada y fundida con casetones, fue posible la recreación de este ambiente mágico. El techo quedó así con una textura que no requiere recubrimientos. Seguimos en el corazón y aquí tenemos a las gradas, otra pieza más para permanecer disfrutando del detalle y la estética. Es una escultura curvilínea de madera suspendida en el espacio con solo dos puntos de apoyo. Esta grada se conecta a la segunda planta con un puente de madera que separa el cuarto máster de los otros dormitorios. El puente se vuelve a la vez, una transición entre los espacios privados de la casa llena de vegetación con macetas que incluyen un sistema de riego y drenaje inteligentes.

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El abrazo culmina en la fachada posterior, abierta hacia el patio completamente con ventanales de piso a techo. Al abrirlos, se esconden en bolsillos de madera y dejan en evidencia la falta de límites entre el interior y el exterior. El exterior, por su parte, también disfruta de personalidad propia. Aquí, donde suceden las actividades sociales, descansamos protegidos por muros laterales y 25 metros de un volado aislante del sonido y del viento.

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