17.7.2018
Casa Once
Casa Once fue diseñada como un traje a la medida para una joven pareja que buscaba un refugio que los apartara del caos exterior y creara un espacio de tranquilidad para desarrollarse como personas.
La casa se encuentra en un conjunto de vivienda unifamiliar en la Ciudad de Puebla, donde el sector inmobiliario ha crecido de forma drástica e impone proyectos que no siempre resuelven las necesidades actuales y a futuro de las personas. El precio de la tierra ha incrementado en consecuencia de este “boom”, por lo que cada vez los predios son más pequeños y más exclusivos, a partir de ahí nos planteamos soluciones para responder y generar un buen proyecto contemplando las condiciones del terreno de 150m2 y los reglamentos internos de construcción del fraccionamiento.
El esquema parte de ejercicios de sustracciones a partir del programa arquitectónico, creando finalmente una “I”, este esquema permite el paso de una correcta y pensada iluminación natural en las diferentes épocas del año, además de ventilaciones cruzadas, las cuales pueden ser controladas por el usuario. Las perforaciones en el proyecto van creando patios que hacen que todas las áreas tengan una fluidez espacial que permite vistas verdes desde cualquier punto de la casa, introduciendo el factor sorpresa. También, se respetan los límites de colindancia en la parte posterior del predio.
El proyecto se desarrolla en 3 niveles, en la planta baja se distribuyen las áreas sociales abriéndose hacia los patios, donde a través de mamparas de cristal se amplía y se une el programa. En el primer nivel se encuentran las recámaras, con vistas hacia el cielo y un árbol de “Acacia”, el cual le da fuerza al patio y que en primavera cambiará a un color púrpura, convirtiéndose en un mayor hito dentro de la casa. Finalmente, en el segundo nivel se encuentra el área de entretenimiento, servicios y el Roof garden con una panorámica hacia los volcanes.
La fachada responde al programa y parte de la idea de vivir la casa dentro de los muros, evitando vanos hacia la calle y elementos innecesarios, el abocinado permite un rebote de luz hacia el estudio, controlando las visuales y la iluminación durante el día. Generamos, definimos e interpretamos la materialidad mediante el reglamento interno de construcción, exponiendo madera natural y aplanados con pigmento negro. En el interior, la duela de ingeniería en pisos, el mobiliario, la carpintería y vigas de madera otorgan calidez, olores, sonidos y texturas en todos los espacios. En los baños los azulejos del artista oaxaqueño Francisco Toledo nos permiten introducir lo artístico y recordar otra ciudad que nos ha dado mucho como arquitectos.
Casa Once reúne diferentes cualidades que permiten que se realice un ejercicio de arquitectura racional y objetivo, que responda a un usuario, una sociedad y un lugar.