27.6.2016
Casa en La Cañada
La casa en La Cañada se ubica en una zona residencial muy próxima a Valencia. La parcela queda envuelta por la vegetación existente y se abre a su entorno inmediato. Una gran masa de pinos y palmeras suponen el telón de fondo de la vivienda.
El proyecto nace de la necesidad de crear una vivienda envuelta en sí misma, que se proteja del exterior y que a su vez sea fluida y abierta a la profundidad del jardín.
A partir de un esquema de planta cuadrada se practican varias perforaciones con distintos objetivos. La primera de ellas vacía el corazón de la vivienda y abre el perímetro. Este movimiento genera un gran patio central a modo de atrio romano por el que se accede a la casa. El patio cumple una triple función: además de generar el acceso, organiza las estancias y las conecta visualmente. Una gran lámina de agua domina este espacio y lo amplifica al reflejar la fachada interior de la casa y el cielo. De este modo el ingreso a la vivienda se convierte en un recorrido cambiante, agradable y armónico.
En la cara opuesta la vivienda se abre a un gran voladizo longitudinal de hormigón blanco que enmarca la piscina y el jardín. A este porche se le generan dos perforaciones más para permitir la entrada directa del sol. En el mismo porche se crean diferentes zonas de estar para el invierno y para el verano en función del soleamiento.
Al trasladar el acceso al centro de la vivienda las estancias de día quedan separadas de las de noche de una forma muy natural. El interior de la casa se concibe como un espacio fluido y continuo. Las conexiones visuales entre las estancias adyacentes se producen gracias al mobiliario, como la chimenea pasante o los aparadores bajos. Entre las diferentes alas de la casa se consigue esa transparencia a través del patio central. La sensación de fluidez se magnifica gracias al uso de carpinterías minimalistas cuyos marcos quedan embebidos en los paramentos hasta desaparecer. Las hojas correderas se ocultan completamente en los muros, prolongando el espacio de la casa al exterior y desdibujando los límites.
Los cerramientos perimetrales están formados por gruesos muros de mampostería de piedra que protegen el interior. Los grandes paños de vidrio quedan protegidos por lamas de madera orientables o correderas que se ocultan en los muros. De este modo se controla el soleamiento y se controlan las vistas desde el exterior. La cubierta que recibe en el acceso y resguarda en la terraza es de hormigón blanco visto. El pavimento de cemento fratasado, los vidrios ahumados y las superficies lacadas forman un lienzo neutro desde donde contemplar el jardín.
Tanto la lámina de agua de la entrada como la piscina longitudinal crean un efecto de agrandamiento del espacio a la vez que refrescan la atmósfera. Cada elemento, desde la arquitectura que define el proyecto hasta el último detalle, respira la misma filosofía y tiene el mismo lenguaje. Todo el mobiliario de la vivienda está diseñado por Ramón Esteve Estudio.