8.4.2015

Casa con dos patios, en la sierra norte de Sevilla

Cuando construimos nuestra arquitectura diseñamos los espacios teniendo en cuenta cómo éstos van a influir en los futuros moradores. Nos gustan los espacios abstractos, son espacios sin referencias a espacios conocidos.

Eran horas en que sentía con fuerza, lo juro, que estábamos como retirados de la aldea, de Francia y del mundo. Me complacía –guardaba para mi solo mis sensaciones- imaginar que vivíamos en medio de los bosques en una choza de carboneros bien calentada; hubiera querido oír a los lobos afilando sus uñas en el granito incólume de nuestro umbral. Nuestra casa era mi choza. Me veía en ella al abrigo del frío y del hambre. Si me estremecía un escalofrío era de bienestar. Bien instalado en mi silla me impregnada del sentimiento de la fuerza que la naturaleza emanaba.

Henri Bachelin, Le serviteur

Nos comunicamos mediante el espacio
Los espacios abstractos obligan al individuo a experimentarlos de un modo consciente debido a esa no referencia a otros espacios ya experimentados y aprendidos dentro de nuestros códigos mentales.

Los espacios abstractos requieren de la interrelación del individuo (ya que hay que relacionarse con ellos de modo consciente)  y éste tiene que definirse claramente frente a ellos. Hay muchas personas que se sienten muy inseguros en estos espacios debido a la falta de referencias y hay otras que se deleitan pues la sensaciones que transmiten son muy fuertes. Estos espacios invitan a la meditación pues te hacen sentirte parte de lo que te rodea. Se podría decir que la casa es concebida como un espacio íntimo que se asoma al espacio natural.

El concepto de la casa parte de la reflexión de crear un espacio habitable volcado a espacios interiores. La vivienda se vive desde el interior y se abre a dos patios, los cuales funcionan como espacios no cubiertos de la vivienda y que por lo tanto son extensiones de la misma, albergando funciones que se realizan en el exterior pero desde la intimidad de la vivienda. Así tenemos un patio en relación con la zona de estar y la cocina el cual, en su uso cotidiano, funciona como una zona más de estancia de la casa para estar, leer, comer, dormir…

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El otro patio se une espacialmente a las habitaciones siendo una zona de estancia de las mismas y se convierte en el lugar donde éstas se relacionan. Ambos patios se relacionan entre ellos a través de las estancias de la casa. La casa en la vida del hombre suplanta contingencias, multiplica sus consejos de continuidad. Sin ellas el hombre sería un ser disperso. Lo sostiene a través de las tormentas del cielo y de las tormentas de la vida. Es cuerpo y alma. Es el primer mundo del ser humano.  Por un lado la casa es imaginada como un ser horizontal. Se adhiere al suelo. Se funde con el suelo reafirmando las raíces de dónde surge. La importancia del lugar se hace una premisa manifiesta.

La horizontalidad es asegurada con la implantación de dos patios en los extremos opuestos. Las marcas de dicha polaridad en los patios son tan profundas que abren en cierto modo un eje de ventilación y de fluidez en la densidad que supone una casa encastada en el terreno. La cubierta verde dice en seguida su razón de ser; protege al hombre que teme la lluvia y el sol en una latitud como esta y a la vez lo inserta en el interior del mismo seno de la naturaleza.

En la casa es fácil observar múltiples centros de simplicidad. Como dice Baudelaire: en un palacio “ya no hay rincones de intimidad”. La sencillez del interior de la casa la hace toda ella un único rincón para la intimidad más poética e intimista.  Pero la simplicidad, a veces encomiada demasiado racionalmente, no es una fuente de onirismo de gran potencia. Hay que llegar a la primitividad del refugio. Esta casa, en su sencillez busca el adentramiento poético del que busca y en el lugar encuentra. La casa es una ayuda a descubrir en nosotros el goce de contemplar, de vivir ante un objeto tan contundente como la naturaleza misma.

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La casa comienza a gestarse como un intento de volcar todo su desarrollo en un espacio en el que el exterior no penetre directamente. La ausencia de ventanas es el mejor ejemplo de este intento. Dos grandes patios interiores dan ventilación, iluminación y vida a todo el conjunto. La casa es imaginada como un ser concentrado. Nos llama a una conciencia de centralidad. Diferencia claramente los ámbitos como lugares de estancia y de descanso. Esto se observa de forma clara en la ausencia de elementos de paso que distorsionen la idea (No hay elementos pasillo).

Intentamos crear una vivienda que pasara desapercibida donde su presencia no alterara el espacio circundante. Con esta premisa del proyecto y por la sensibilidad denotada hacia el medio natural se concibe un proyecto en un solo nivel y con funcionalidad claramente diferenciada.

Se crea un espacio interior que se asoma a dos patios buscando así un acercamiento a la arquitectura tradicional árabe. La entrada tangencial evita las vistas directas que no se dan en ningún punto de la casa rompiendo así cualquier eje que pueda proporcionarnos una imagen de conjunto. Igualmente se inserta todo el conjunto bajo tierra buscando las mejores condiciones tanto térmicas como de confort en un entorno en el que las temperaturas son extremas. La cubierta verde hace que la casa se inserte en el entorno de forma delicada y sirve de prolongación de la dehesa donde se ubica.

Felipe Palomino, arquitecto

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