14.4.2020

Vivienda Madreselva

Vivienda unifamiliar con dos alturas en forma de L asimétrica, con una marcada volumetría que se enfatiza con el uso del zinc en cubierta y en fachada.

La vivienda unifamiliar se erige dentro del núcleo urbano de la localidad costera Asturiana de Salinas, en una parcela de pequeñas dimensiones y forma trapezoidal, situada en la intersección de dos tramas parcelarias distintas: vivienda adosada y aislada.

El proyecto trata de conjugar estos dos condicionantes, siguiendo, por un lado, la alineación marcada por la vivienda adosada en la calle Madreselva y por otro, los retranqueos propios de las viviendas aisladas que hacen frente al amplio parque de la Deva.

En respuesta de estas premisas, surge una casa en forma de “L” asimétrica, que genera un espacio interior donde se abren las estancias principales de la vivienda hacia la mejor orientación. El acceso peatonal, más íntimo, se realiza a través de la calle Madreselva, en dirección al centro de la localidad donde se sitúa la playa de Salinas.

Con un programa para una familia numerosa, en la planta baja se ubican las zonas de día: estudio, salón y cocina-comedor, con amplios ventanales de suelo a techo. En la planta superior se localizan los cuatro dormitorios, que se abren hacia una ventana corrida o “fenêtre lounguer” rasgando el volumen y rompiendo los vértices que conforman la “L”. Esta ventana se remata con una visera que a la vez que protege del sol en verano, enmarca las vistas al parque.

La envolvente exterior convierte la cubierta en una prolongación de la fachada, utilizando el zinc como material unificador, que hace que el volumen flote sobre los lienzos blancos de planta baja, formando amplios voladizos. El empleo del zinc hace alusión a las casas tradicionales de las zonas próximas a la mina de Arnao, las cuales utilizaban este material de revestimiento influenciadas por la creación en 1851 de la Real Compañía Asturiana de Minas, que aprovechaba el carbón de las mismas para la fundición de Zinc.

En contraposición a esta austeridad de materiales, aparece un interior minimalista y cálido empleando la madera de roble como hilo conductor entre los espacios. Una línea de panelados de madera natural marca un recorrido desde el acceso hasta la escalera, que en continuidad con los muebles integrados de la planta baja, crean de nuevo una dualidad de texturas, donde el interior se vuelve blanco a partir del primer tramo de escalera.

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