21.4.2022

flat white

flat white se trata de un apartamento para alquilar por largas temporadas, un encargo que consiste en proyectar, en palabras del propio cliente, "una casa neutra"-como si esto fuera posible- susceptible de ser ocupada por cualquier habitante con cualquier modo de vida; una rehabilitación de un espacio de 45m2 situado en el centro de Madrid, cerca de la recién reformada Plaza de España.

Diseñar viviendas anónimas, sin un usuario final concreto, ofrece la oportunidad (y el reto) de investigar y poner en práctica conceptos como la flexibilidad, perfectibilidad y versatilidad de la ocupación y la capacidad de adecuación del espacio y del tiempo domésticos.

Este es el caso de Flat White, un apartamento para alquilar por largas temporadas, un encargo que consiste en proyectar, en palabras del propio cliente, «una casa neutra»-como si esto fuera posible- susceptible de ser ocupada por cualquier habitante con cualquier modo de vida; una rehabilitación de un espacio de 45m2 situado en el centro de Madrid, cerca de la recién reformada Plaza de España.

A partir de una planta de proporciones geométricas casi cuadradas, originalmente dividida en su mitad por un muro de carga, se proyecta una casa que busca, por encima de todo, ser un buen lugar para vivir al que sus futuros ocupantes genéricos logren adaptarse.

Frente a la excesiva división en habitaciones de distintos tamaños de la casa en el estado previo a la reforma, la nueva organización de la vivienda se articula en cuatro estancias -correspondientes con las piezas arquetípicas de todo espacio doméstico tradicional (cocina-comedor, salón, dormitorio y cuarto de baño)- de dimensiones similares, unos 10 m2, y sin pasillo.

Las cuatro estancias, conectadas física y visualmente -relacionadas topológicamente entre sí- permiten entender la casa como un sistema: una gran habitación que contiene todas las necesidades programáticas domésticas necesarias donde los límites público/privado, interior/exterior, quedan diluidos.

Esta gran sala pone en juego varios principios presentes en viviendas ideológicamente avanzadas, como son la des-jerarquización de los espacios, la cocina como protagonista de la casa, el cuarto de baño atomizado o las habitaciones sin un uso predeterminado.

La hipotética neutralidad espacial demandada se consigue a través del uso de color blanco en todas las superficies, horizontales y verticales, suelos y paredes, pero también en elementos de la vivienda como la cocina, el lavabo, la ducha o el inodoro.

El uso del color en el resto de la casa se limita a las distintas piezas móviles, que constituyen un sistema de objetos para la realización de distintas acciones, como dormir, comer, asearse o descansar.

Carol y Celia, una pareja de emprendedoras recién llegadas a la capital y las protagonistas de este reportaje, son las primeras de las muchas ocupantes de esta vivienda en blanco sobre el que dibujar un futuro donde lo mejor, sin duda, está por venir.

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