Casa H

Ubicado en una urbanización de casas de playa 100 kilómetros al sur de Lima, el proyecto posee la doble condición de adecuarse a una serie de normas establecidas por el club, y el de albergar el ámbito doméstico en un periodo de tiempo donde se vienen redefiniendo sus características. Por un lado, el club establece un piso de altura y el color blanco como expresión predominante. Por otro, la noción de lo doméstico va perdiendo tangibilidad  a medida que pasa el tiempo, nuevos núcleos familiares emergen, lo privado y lo público se difumina, la incorporación de la tecnología influye en los modos de interacción y las actividades dentro de la casa dejan de centrarse en labores reproductivas. Esto presenta el reto de establecer una nueva lógica espacio-funcional.

La arquitectura del proyecto se reduce al máximo y actúa como un marco (o diagrama) donde su función se limita a ser un trasfondo para las variadas actividades domésticas. La arquitectura se concentra en 4 núcleos que contienen los mecanismos de la vida diaria (como alguna vez criticó Reyner Banham), estableciendo divisiones parciales y creando intervalos espaciales.  Se trata de generar espacio inespecífico y minimizar lo “funcional” a núcleos que contienen la cocina, espacios de servicio, de almacenaje y telecomunicaciones. El diagrama espacial de esta dualidad se convierte en un modelo ordenador, sin establecer umbrales convencionales entre lo público y lo privado, o una única lógica de circulación dentro del recinto.

Todo está contenido y relacionado por una gran cobertura, que establece la singularidad de la casa. Su lectura continua genera un nuevo horizonte doméstico, tratando de unificar los diversos ámbitos dentro de la vivienda cuyas relaciones son cambiantes y podrían ser potenciadas por su abstracción.