16.2.2017

Casa GS

Pasar desapercibido y hacer una casa de 750 m2 son dos características que no deberían aparecer en la misma oración, sin embargo estos dos requerimientos asoman en este encargo.

Se trata del proyecto de una casa de fin de semana, y futuro retiro, para una familia que hoy vive en Córdoba, pero que tiene gran parte de su vida afectiva y también laboral en la zona de Ascochinga, 60 kilómetros al norte de la ciudad, entre áreas rurales y pie de monte de las Sierras Chicas. Allí y en un terreno colmado de acacias de aproximadamente 1 ha, bordeado por una quebrada a sur y oeste que concluye en un escondido río, coincidiendo con las mejores vistas, es que tratamos de disolver el impacto de aquella gran superficie.

El programa, al contrario de lo que se podría sospechar, no tiene nada fuera de lo común, solamente es muy generoso en cada ambiente y (por requerimiento del comitente) todo se desarrolla en la misma planta, un L que aprovecha las vistas oeste y sur. Sólo como dato, podemos contar 4 dormitorios, cocina, comedor, estar, estudio, cochera, espacios técnicos, circulaciones y, por supuesto, grandes galerías.

Compactar todo ese programa en búsqueda de menor volumen hubiera significado un error, sobre todo teniendo en cuenta que disponemos de mucho terreno y paisajes bellísimos, es por esto que aparecen varios patios “oxigenando” la monotonía de la simple sucesión de los diferentes espacios interiores.

Si el programa fue condicionante, la implantación apareció como la solución a la necesidad de pasar inadvertidamente, y es que aprovechando un suave pero oportuno desnivel del terreno, de unos 8 metros de alto en 80 de largo, y tomando como punto de partida el único algarrobo del terreno (ahora dentro de una galería), es que pudimos semi-enterrar parte del volumen de dormitorios, al mismo tiempo que utilizamos el material extraído de aquel sector para continuar el nivel del plano de ingreso al lote con la finalidad de esconder de la mirada pública el otro volumen conformado por los usos públicos.

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La calidad espacial de esta casa queda a cargo de las mencionadas galerías, en sociedad a los patios y al imponente paisaje, que es el que da sentido a todo el proyecto. Es en estos espacios, que no son adentro ni afuera, donde reside esa condición que diferencia la vida urbana, de esta otra, más relajada y bucólica.

Para terminar quisiéramos decir que aspiramos a que esta sea una casa sin edad, atemporal, distanciada de cualquier moda pasajera y creemos que la mejor herramienta para lograr este propósito reside en la materialidad. Esta cultura material es la de la construcción y la de los artesanos que la hacen posible, hablamos de piedra, madera, hormigón, perfiles de acero, elementos que dan el verdadero carácter a la obra y la hacen prescindir de cualquier discurso superfluo.

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