9.3.2017
Vivienda refugio Quinta do Carregal
En un territorio aparentemente infinito y en su mayoría ocupado por pinos y encinas, la implantación de la casa marca un espacio y una intención.
Un espacio de pausa, serenidad y respiración, rodeado y protegido por un área verde que filtra la luz y las visiones, purifican el aire y el alma, a la vez que estimulan los sentidos. Una intención de materializar un refugio perenne que se transforma y se adapta a las condiciones del sitio y de la familia que lo habita.
La casa no comienza en los límites físicos de sus paredes, sino más bien en el límite exterior de la mancha verde que lo rodea, suponiendo que las paredes son imaginarios que conforman una casa más grande, un hábitat. Este bosque es el espacio intermedio y la transición entre el exterior (de lo que existe más allá de sí mismo) y el interior (la vivienda).
El volumen de concreto establece y da forma a un límite definido por el uso de patios que se describen en los espacios interiores de la casa. Es el espacio vacío recortado y quitado del volumen construido. Este diseño favorece la organización y la jerarquía de los espacios inherentes a la casa, y también aumenta el perímetro de contacto con el bosque, que promueve la creación de escenarios donde la fusión de habitantes y naturaleza sucede;, donde lo visual, el tacto, la audición y el olfato proporcionan una sensación de confort y bienestar de los que viven allí.
Visitá el texto original en inglés en > http://bit.ly/2n2SNmN