23.2.2016
El pasado se desvanece
Hemos vivido una vida feliz, poco romántica, sin preocupaciones. Las palomas, que permanecen o vuelan sobre los aleros, están en nuestra memoria. Incluso el frío y amargo invierno, empañado por la mañana, en la ciudad y en todo el país, fue conducido a un desplazamiento de la poesía.
Los padres y los niños hacían sus propias artesanías. Estábamos deseosos de una vida armoniosa de barrio. Podíamos oír resonantes tijeras de molienda y el cuchillo de cocina, dialectos de los vendedores ambulantes, latidos de maderas. Podríamos ver variadas manualidades, incluyendo todos los aspectos de nuestra vida; más segura era nuestra emoción sin pretensiones, así reuniones y despedidas, todo con extrema delicadez. Tristemente, éstos momentos se están desvaneciendo en el pasado, en un suspiro.
Hoy en día, todos estamos en línea, ocupados en la vida y el trabajo, como si nadie estuviera dispuesto a ser «desconectado» cuando está cansado de este tipo de vida. Atascos de tráfico, vecinos extraños, colegas frágiles, aditivos alimentarios, bruma espesa, el horizonte de la ciudad desaparecida, el cielo azul, menos cantos de aves, más aviones rugiendo sobre nuestras cabezas. Todos ellos nos impiden recordar aquellos momentos preciosos que existen en nuestra memoria. La vida es un viaje transitorio, no permanente ni obvio, y así… nuestro pasado se desvence.
Visitá el texto original en inglés > http://bit.ly/1VBpsHh