10.7.2015
Pabellón Slow Food, en Expo Milano 2015
Cuando decidimos retirar nuestra participación en la ejecución y realización del masterplan para la Expo Milán 2015, nunca pensamos que podría volverse un proyecto real en el futuro.
Por más que estábamos convencidos de que nuestra propuesta sería una buena plataforma para la discusión acerca de lo que una exposición mundial puede llegar a ser en la actualidad del Siglo XXI, entendimos que los organizadores no pudieran adaptarse lo suficiente para convencer a las naciones participantes, en abandonar la complacencia habitual y orientarlas, por el contrario, a centrarse en su contribución específica hacia la agricultura y producción de alimentos. También sabíamos de la resistencia de Carlo Petrini a participar en un espectáculo de estas características, que prefieren otorgar la exposición a las grandes compañías de negocios agrícolas, que a su movimiento Slow Food. Pero Carlo Petrini, desde el principio, ha sido una de las figuras más llamativas e interesantes que participan en la planificación temprana y, por lo tanto, había sido una de las razones de nuestra propia participación. Su enfoque intelectual y filosófico radical en cuestiones de la biodiversidad y producción de alimentos, fue la principal inspiración de nuestro masterplan, de donde se pudo haber inspirado a todos los pabellones, espacios públicos y todos los otros sectores de la Expo.
Dejamos de trabajar en el proyecto en 2011 y para nuestra gran sorpresa, comenzamos nuevamente en 2014, después de haber sido invitados por los organizadores y después de una llamada telefónica de Carlo Petrini, quien nos explicó por qué había decidido aceptar la presentación de Slow Food, en un pabellón especial, en un lugar muy interesante dentro de nuestro masterplan de la exposición. Habíamos visto con particular interés ese sector, una pieza triangular en el extremo este del boulevar central de la Expo, con la ubicación ideal para convertirse en uno de los principales foros públicos dentro de nuestro concepto de masterplan.
El pabellón debe permitir a los visitantes descubrir la importancia de la biodiversidad agrícola y alimentaria, para explorar las variedades de los productos que son protagonistas de la biodiversidad, y para tomar conciencia de la necesidad de adoptar nuevos hábitos de consumo.
Nuestra propuesta arquitectónica y curatorial se basa en un diseño simple, que crea una atmósfera de mercado. La gente puede ver declaraciones gráficas y leer textos clave sobre los diferentes hábitos de consumo y sus consecuencias para nuestro planeta, pueden reunirse y discutir con los exponentes de la agricultura sostenible y la producción local de alimentos para aprender acerca de enfoques alternativos, y pueden oler y degustar la riqueza de la agricultura y la diversidad biológica de los alimentos.
Hemos diseñado tres estructuras de madera arcaicas, casi primitivas, que definen el espacio triangular de un patio interior o mercado. Estas construcciones son largos y delgados edificios que recuerdan la casa de campo lombarda el “Cascina”. Después de la Expo, se desmontarán y volverán a montar como cobertizos de jardín en los huertos escolares de toda Italia asesorados por Slow Food con su iniciativa “Orto en condotta”, como el programa escolar nacional principal para la educación alimentaria y ambiental.
Herzog & de Meuron, 2014
Visitá el texto original en inglés > http://bit.ly/1D5f7cI