2.4.2020

Cosechando estructuras

Cercados por el avance de las fronteras agrícolas, la pequeña comunidad wichi Hala Pelah (Misión San Benito) resiste los embates de la deforestación en un pequeño oasis verde donde han sabido proteger el monte que representa su sustento.

En un contexto de desequilibrios ambientales, económicos y sociales provocados por el manejo irracional de los recursos naturales, proponemos el uso de la guadua como un material idóneo para ser implementado en múltiples líneas de acción capaces de contrarrestar el desorden actual de la región. Nuestro objetivo final, será el diseño de una unidad doméstica apropiada a los usos y recursos disponibles, en donde sus componentes elementales puedan ser cosechados en el ámbito inmediato.

Contexto
Cuenta el relato popular, que el río Tartagal era sólo un pequeño curso de agua apenas registrado en los mapas cartográficos. Los vecinos de las comunidades rurales que habitan sus orillas, lo cruzaban caminando para ir a uno u otro lado… pero la deforestación aumentó el escurrimiento superficial de sus altas cuencas. La falta de cobertura riparia disminuyó su capacidad de retención de las aguas de lluvia, socavando para transformar pequeños cursos en grandes zanjones. Con sus desbordes del año 2006 y 2009, el río Tartagal representa una constante amenaza para los habitantes de sus riberas. En este escenario, la guadua surge como una solución viable para la defensa contra la erosión de sus márgenes. A la vez, su rápido crecimiento supone una fuente de materia prima para la construcción y un sustituto viable del recurso maderamen del monte.

Materia
La propuesta busca la creación de un sistema cerrado para el auto abastecimiento de materia prima para la construcción y otras aplicaciones de uso cotidiano, la forestación, conservación de los suelos, estabilización de riberas, etc. Con una capacidad de crecimiento dinámica, la guadua puede representar una variante efectiva de la madera del monte ayudando a contrarrestar los efectos de la deforestación. En tan solo 3 años, una hectárea de guadua podría abastecer del material necesario para la construcción de 9 viviendas promedio.

Sistema
El sistema estará compuesto por un sobretecho traslúcido, capaz de recolectar agua y generar las condiciones de sombra y ventilación necesarias para el acondicionamiento térmico de la vivienda. Los espacios cerrados para dormir, cocinar y servicios se ejecutarán con bastidores de quincha sobre un zócalo de ladrillo. Entre estos, la familia se apropiará de un espacio indefinido para el encuentro y la vida diaria. Como una gran galería, ambientes abiertos y cerrados se relacionarán en un ámbito de límites indefinidos con el monte. La guadua utilizada para la estructura y los cerramientos, será cosechada y curada en el mismo lugar.

Vínculos
La unidad doméstica wichi es el resultado de una compleja trama de significados y vínculos entre los miembros de una comunidad. El presente trabajo busca superar la condición objetual de la vivienda para asignarle una escala social más amplia, capaz de ligar el espacio construido en relación al paisaje geográfico, sus lógicas de apropiación, las tecnologías adaptadas a los recursos disponibles y los aspectos simbólicos que la insertan en el universo de un monte actualmente amenazado y en agonía.

Investigación
Los wichis del Chaco Central, conocían a sus refugios bajo el nombre de wicilahep: la vivienda sombra. Sus moradas proveían del buscado confort de la sombra y el reparo, mientras que su construcción efímera en base a ramadas y fibras vegetales permitía su agrupación en aldeas temporales que se abandonaban a partir de desplazamientos anuales en busca de los ciclos ecológicos del agua y sus disponibilidades. Estos puntos de provisión constituían la rotación de grupos familiares sustentados por una economía móvil basada en el uso del monte como una casa grande. Desde principios del siglo XX, la restricción de sus territorios modifico el libre acceso a estos recursos, alterando las espacialidades organizadoras de sus circulaciones y asentamientos. Los wicilahep dejaron de levantarse y la liviandad de sus materiales fue reemplazada por el rancho, con el cual supieron asociar su habitar a una nueva condición sedentaria. A principios del siglo XXI, la deforestación supone un nuevo revés para las comunidades del monte chaqueño. ¿Qué ocurrirá cuando la matriz que soporta una forma de vida desaparezca?

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