Concurso ‘México 2011: Necrópolis Vertical’, Mención Honorífica

Piel Perpetua
Al imaginar un cementerio cabal pensamos en lápidas, nichos, sombras y recorridos. Una vez creada esta imagen mental, soñamos cómo podían coexistir en una síntesis arquitectónica profunda; que persiga la esencia y trascendencia a partir la dialéctica de la luz y la oscuridad que la hace visible, e intente alejarse de cualquier signo de superficialidad, cualquier intento de concebir esta necrópolis vertical como objeto de consumo masivo. Más que convertir a los cementerios en espacios económicos activos, pretendemos generar lugares y atmósferas lo suficientemente profundas y desinteresadas, para que la vida y la muerte encuentren un ámbito para establecerse como “verdadera” unidad existencial que constituyen.

Imaginamos una piel continua materializada por la disposición rítmica de nichos y ausencias, que discurre libremente por el edificio custodiada por el vacío central, contrayendo y expandiendo el espacio en su movimiento, alojando el programa determinado. Su especificidad se funde con lo inespecífico de su connotación simbólica.De esta manera un mismo elemento puede ser filtro, tamiz, regulador ambiental y al tiempo, liberar todo un flujo de sensaciones que desbordan nuestras facultades cognocitivas. Más de cuatro mil “unidades de defunción” serán habitadas en el transcurso inevitable del tiempo, siendo la imagen de esta necrópolis – sus propios habitantes que en ella descansan – , convirtiéndose en nuevo ícono y punto referencial de la ciudad.

¿Ciudad de los Muertos?