8.3.2019

Polyclinique Courlancy, innovación y diseño para un centro médico

Inaugurado uno de los mayores hospitales privados de Francia, un edificio donde ahorro energético y aprovechamiento de luz se hacen realidad gracias al aluminio y al vidrio.

En Francia, en un emplazamiento estratégico a las afueras de París, se levanta el imponente y excepcional nuevo Polyclinique Courlancy. Ubicado en Bezannes, a 5 minutos de la estación de trenes de alta velocidad (TGV) Champagne-Ardenne, la autopista A4 y el tranvía de Reims, el centro hospitalario se presenta con la premisa de «la medicina del futuro a las puertas de París».

Se trata de uno de los mayores centros médicos privados en este país. Un mastodonte médico espacioso y de alta tecnología, que cuenta con 400 camas y 23 quirófanos, y que espera atender a cerca de 100.000 pacientes al año, quienes serán tratados por 250 médicos.

Este proyecto arquitectónico, de 45.000m2 repartidos en cuatro plantas, un coste de 95.12 millones de euros, y 26 meses para su realización, ha sido desarrollado bajo la batuta del prestigioso arquitecto Jean-Michel Jacquet. Se trata de un nuevo concepto en cuanto a espacio médico y materiales, que combina arquitectura funcional y contemporánea a la vez. Este excepcional trabajo constructivo ha buscado ser puntero en el campo medioambiental, logrando la proyección de un edificio de bajo consumo, con habitaciones con orientación sur, dando importancia a la luz natural y a las zonas verdes. El conjunto de materiales utilizados en el proyecto, algo que no ha sido fácil de conjugar, cumple con esa función de respeto medioambiental, además de con la función estética, constructiva y funcional que requería el diseño.

Para lograr los objetivos de su proyecto, Jean-Michel Jacquet ha contado con las soluciones KALORY’R y KANADA AA767 de KAWNEER, capaces de adaptarse a las necesidades y especificaciones de cada tipo de edificación, así como a todos los diseños. Fiel a sí mismo, el arquitecto ha hecho todos los esfuerzos posibles para plantear un proyecto extraordinario, que espera que perdure en el tiempo. Jacquet se ha enfrentado a un desafío difícil, a través de la búsqueda de un todo coherente que respondiera a diversos requisitos, al tiempo que destacara por su precisión, su durabilidad, pero también su equilibrio y utilidad. Las soluciones de KAWNEER favorecerán esa durabilidad de las instalaciones, gracias a su alta resistencia y a su escasa necesidad de mantenimiento y renovación de los materiales. Algo que se suma a su funcionalidad y a su refinada y adaptada estética a las necesidades que, desde el primer momento, el arquitecto dejó patentes.

Distribución y fachadas

El diseño de la planta y las fachadas se aleja de los postulados clásicos de un modelo de centro hospitalario, gracias a un predominio de formas depuradas, acristaladas y amplias, y a una vocación vanguardista. La proyección de las diversas caras del edificio resulta así contrastada pero armoniosa, dinámica y moderna, gracias a la presencia de curvas y formas angulares, vidrios y persianas, donde la fuerte verticalidad y horizontalidad se conjugan en un equilibrio perfecto.

En su aspecto unitario, el edificio presenta variaciones de forma y aspecto que distinguen las partes según sus diversas funciones.

La fachada con orientación suroeste se sitúa frente a la estación TGV. Esta zona del complejo es la que alberga todas las funciones de carácter público: recepción y admisión de la clínica, acceso al centro médico… En esta fachada se ha jugado con máscaras translucidas, para proteger la fachada de la radiación solar, pero también aprovechando la luz natural al máximo. La zona de recepción ofrece una percepción moderna, cálida, transparente y duradera, generando una sensación casi de resort.

Las formas curvas, dinámicas y sinuosas de esta fachada, se alejan de la rectitud y la frialdad del arquetipo de centro clínico. Algo para lo que ha sido de utilidad las soluciones de KAWNEER, que se adaptan a múltiples diseños y prestaciones, espacios y necesidades, así como colores y acabados.

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La otra fachada principal, con orientación sureste, se corresponde con los módulos donde están las habitaciones de los pacientes. Todas ellas gozan de ventana al exterior, con vistas directas al campo de golf, algo que contribuye a difuminar la percepción de que se está en un centro médico.

Esta zona de alojamiento se levanta sobre una planta en forma de peine, que se redondea en sus esquinas y fachadas. El marco de esas fachadas, y la gama de materiales de la envoltura (fundamentalmente vidrio y aluminio), contribuyen a la armonía del conjunto. Una combinación de acabados y diseños en la que han resultado decisivos los cerramientos de KAWNEER, que se conjugan e integran a la perfección con el resto de materiales y con el entorno, logrando una simbiosis perfecta.

El diseño de todo el complejo contribuye a las necesidades de velocidad y eficiencia entre los distintos módulos para los profesionales y el resto del personal, a través de una simplicidad de circuitos que también hacen accesible el espacio para pacientes y visitantes.

El poder de la luz en un centro de vanguardia

Un papel fundamental en este proyecto lo juegan, también, la claridad y la luminosidad. La luz natural está presente en todos los circuitos del centro hospitalario, incluso en el corazón del mismo. Potenciar la entrada de la luz del sol para alcanzar la mayor eficiencia energética posible, así como el máximo confort para usuarios y pacientes, era otro de los objetivos principales.

Para lograr precisamente esto, se ha proyectado un diseño a base de grandes ventanales, con una amplia presencia del exterior en los espacios interiores. A través de ellos, se pueden ver los patios interiores, ajardinados y de una estética oriental y delicada, ofreciendo sensibilidad y bienestar. Los cerramientos de aluminio de KAWNEER permiten una perfilería fina y, con ello, un mejor aprovechamiento de los vanos y, en consecuencia, una mayor circulación de la luz.

Con este mismo propósito -fomentar la luz y la claridad al máximo- el arquitecto se ha decantado por el uso de tonos claros en las fachadas. Destaca una gama cromática de colores vitalistas pero amables, como el azul piscina y el blanco, en un delicado contraste con una planta baja en marrón más oscuro, pero en tonalidad pastel. Algo a lo que también ha contribuido KAWNEER, gracias a su capacidad de adaptación a tamaños, formas y acabados, logrando una integración total con la estética proyectada por el arquitecto. Un complejo que, a pesar de sus grandes dimensiones, no resulta agresivo, y en ello ha tenido mucho que ver el diseño y esta elección de materiales y acabados.

Además, el recinto hospitalario se ajusta a todas las normativas y responde a las demandas de eficiencia energética. En esto también han jugado un papel fundamental las soluciones ofrecidas por KAWNEER, ya que sus cerramientos de aluminio permiten un alto grado de aislamiento (térmico y acústico). Asimismo, no dejan pasar infiltraciones de aire, no permiten que haya pérdidas de temperatura, y tampoco son transmisoras del frío. Todo ello repercute en una mayor seguridad -algo tan necesario en este tipo de centros-, y en una mejor experiencia. Asimismo, favorece el ahorro energético, con la consiguiente contribución al cuidado medioambiental. Demostrando, así, que el diseño y el gusto por lo estético pueden conjugarse con el confort.

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Este respeto por el medio ambiente y este deseo de encuentro y conexión con la naturaleza también ha quedado patente en la preocupación por la creación de zonas verdes y ajardinadas, como las presentes en patios interiores.

Desdramatizar la vivencia de la hospitalización

Para Jacquet resultaba fundamental traer confort y bienestar a un recinto como este, así como desvincularlo de la imagen dramática de los hospitales más tradicionales. Y es que ese era otro de los objetivos principales desde el momento en el que se proyectó el diseño; se buscaba “desdramatizar” la estancia en el hospital de aquellos que por allí pasen, y transmitir una idea de estadía vacacional, de cuidado y atención personalizada, de entorno amable, de comodidad y sensación de hogar, al tiempo que de seguridad y eficiencia.

Para ello, también se ha vigilado -y mucho- el diseño, no solo exterior del edificio, como ya hemos mencionado, sino también el interior, con una particular atención decorativa de las habitaciones de los pacientes, buscando armonía, sensación de paz y tranquilidad. A ello también ha contribuido la perfilería de KAWNEER, gracias a la posibilidad de su acabado bicolor interior-exterior, demostrando así que diseño, salud y ciencia pueden ir de la mano.

En su aspecto unitario, el edificio presenta variaciones de forma y aspecto que distinguen las partes según sus diversas funciones.

La fachada con orientación suroeste se sitúa frente a la estación TGV. Esta zona del complejo es la que alberga todas las funciones de carácter público: recepción y admisión de la clínica, acceso al centro médico… En esta fachada se ha jugado con máscaras translucidas, para proteger la fachada de la radiación solar, pero también aprovechando la luz natural al máximo. La zona de recepción ofrece una percepción moderna, cálida, transparente y duradera, generando una sensación casi de resort.

Las formas curvas, dinámicas y sinuosas de esta fachada, se alejan de la rectitud y la frialdad del arquetipo de centro clínico. Algo para lo que ha sido de utilidad las soluciones de KAWNEER, que se adaptan a múltiples diseños y prestaciones, espacios y necesidades, así como colores y acabados.

La otra fachada principal, con orientación sureste, se corresponde con los módulos donde están las habitaciones de los pacientes. Todas ellas gozan de ventana al exterior, con vistas directas al campo de golf, algo que contribuye a difuminar la percepción de que se está en un centro médico.

Esta zona de alojamiento se levanta sobre una planta en forma de peine, que se redondea en sus esquinas y fachadas. El marco de esas fachadas, y la gama de materiales de la envoltura (fundamentalmente vidrio y aluminio), contribuyen a la armonía del conjunto. Una combinación de acabados y diseños en la que han resultado decisivos los cerramientos de KAWNEER, que se conjugan e integran a la perfección con el resto de materiales y con el entorno, logrando una simbiosis perfecta.

El diseño de todo el complejo contribuye a las necesidades de velocidad y eficiencia entre los distintos módulos para los profesionales y el resto del personal, a través de una simplicidad de circuitos que también hacen accesible el espacio para pacientes y visitantes.

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Con este mismo propósito -fomentar la luz y la claridad al máximo- el arquitecto se ha decantado por el uso de tonos claros en las fachadas. Destaca una gama cromática de colores vitalistas pero amables, como el azul piscina y el blanco, en un delicado contraste con una planta baja en marrón más oscuro, pero en tonalidad pastel. Algo a lo que también ha contribuido KAWNEER, gracias a su capacidad de adaptación a tamaños, formas y acabados, logrando una integración total con la estética proyectada por el arquitecto. Un complejo que, a pesar de sus grandes dimensiones, no resulta agresivo, y en ello ha tenido mucho que ver el diseño y esta elección de materiales y acabados.

Además, el recinto hospitalario se ajusta a todas las normativas y responde a las demandas de eficiencia energética. En esto también han jugado un papel fundamental las soluciones ofrecidas por KAWNEER, ya que sus cerramientos de aluminio permiten un alto grado de aislamiento (térmico y acústico). Asimismo, no dejan pasar infiltraciones de aire, no permiten que haya pérdidas de temperatura, y tampoco son transmisoras del frío. Todo ello repercute en una mayor seguridad -algo tan necesario en este tipo de centros-, y en una mejor experiencia. Asimismo, favorece el ahorro energético, con la consiguiente contribución al cuidado medioambiental. Demostrando, así, que el diseño y el gusto por lo estético pueden conjugarse con el confort.

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