28.10.2016
PHANTOM – Restaurante de la Ópera Garnier
Como un fantasma, silencioso e insidioso, el volumen de curvas suaves de la mezzanina proteiforme, cubre el espacio con una superficie que se perfora y parece flotar sobre el convite. Alusión a la forma fluida del fantasma, cuyo manto blanco se mueve subrepticiamente en el espacio.
Contexto
Detrás de los pilares de la fachada este de la Ópera Garnier, el restaurante se instala en la rotonda donde, en el principio, los carruajes dejaban los abonados. Inscribir un nuevo espacio dentro de un monumento histórico implica grandes obligaciones de protección: imposibilidad de tocar los muros, los pilares y la bóveda para poder garantizar una reversibilidad total.
Materia
Muy cerca de los pilares en piedra, finas columnas sostienen el volumen de la mezzanina, hecha de cáscaras moldeadas en yeso blanco que se doblan en los bordes para formar una baranda revestida al interior de un rojo acogedor. Este mismo rojo desciende una grande escalera de manera teatral y se esparce sobre el piso negro en el centro de la sala para recibir las mesas.
Sistema
Debajo de la cúpula, una mezzanina realizada como una superficie continúa de forma nubosa que se extiende y se acurruca entre los elementos existentes sin tocarlos.
Vínculos
El restaurante se incorpora al monumento sin mimetismo, respetando la arquitectura existente al mismo tiempo que afirma su carácter contemporáneo. El espacio liberado realza la bóveda y se abre al exterior gracias a una fachada de vidrio completamente transparente.
Investigación
La fachada del restaurante es un velo de vidrio en retiro de las columnas exteriores. Se desliza y ondula suavemente. No hay estructura visible, el vidrio totalmente transparente se sostiene gracias a su fijación al suelo y a la cornisa a 6 metros de alto. Su presencia es mínima y la vista en ambos sentidos es total. La proeza del vidrio autoportante es el resultado de la sinuosidad de su línea.