7.6.2024
Parada de autobús y baño en Elorregi
La rotonda de Elorregi es un nodo de comunicaciones muy transitado al que se puede llegar tanto a pie como en bicicleta y en coche y que sirve, principalmente, a los pueblos de Oñati y Arrasate. El área, en el que se ha habilitado un aparcamiento en superficie, funciona como intercambiador al conectar con la red supramunicipal de autobuses.
El proyecto parte de la necesidad de integrar un elemento de baño público en la parada de San Prudentzio. Esta necesidad, sin embargo, se convierte en una oportunidad para generar una nueva pieza que, mejorando las condiciones de los usuarios, otorgue además una imagen reconocible a una parada tan transitada.
La propuesta busca aunar bajo un mismo elemento los diferentes usos asociados a la parada de autobús en contraposición con la condición dispersa de las piezas actuales. Se trata, por tanto, de generar un lugar protegido, cómodo y agradable, adecuando su función de espera. Un pequeño oasis de tranquilidad y recogimiento en un espacio dominado por las infraestructuras.
La nueva construcción, que se desarrolla en planta de forma lineal, se coloca frente a la parada de autobús actual. El emplazamiento escogido y su proporción busca por un lado satisfacer las condiciones de accesibilidad, manteniendo una anchura mínima de la acera de 2m frente al elemento de baño, y por otro generar un acceso natural desde la zona de aparcamiento. De esta forma, si bien el flujo de usuarios es libre, la pieza pretende actuar a modo de intercambiador. Los usuarios accederían desde el parking, utilizarían la nueva pieza para la espera y saldrían por el frente hacia los autobuses. Y viceversa.
Desde un punto de vista constructivo, la nueva pieza se concibe como una estructura sencilla de luces controladas.
De esta forma se genera una pequeña pieza de mobiliario urbano, a modo de «pabellón de espera”, condición que se genera mediante la adición de una doble piel que enfatiza la contraposición entre el “dentro y afuera”. La piel exterior plegada de acero inoxidable, que con su efecto espejo captura los tonos de su entorno y se mimetiza con el mismo. En cambio, el revestimiento interior se soluciona mediante paneles fenólicos cuya sensación al tacto, acompañada del color gris oscuro proporciona una ambiente más cálido y confortable.
En esa dicotomía exterior-interior, la disolución de la pieza generada mediante los reflejos de la piel exterior, no hace sino exponer el interior, donde el usuario aparece como protagonista. A ese juego contribuye también el pavimento de árido granítico sobre el que se asienta la construcción que, apoyándose en el uso del color gris oscuro, diluye los límites interior-exterior ensanchando la zona de espera.
La propuesta se completa mediante la integración de unos focos empotrados que, situándose en los cuatro puntos principales de la pieza (aparca-bicis, entrada, banco y acceso a aseo), dibujan cuatro pórticos y proporcionan iluminación suficiente tanto hacia el interior como hacia el exterior de la misma.