27.5.2010
Museo Medinat al Zahra
La reacción al llegar al lugar marcó la propuesta: no edificar en aquel paisaje, actuar como un arqueólogo. Esto se tradujo en un edificio introvertido que aparece en el paisaje silenciosamente.
El museo, semienterrado, articula sus usos en torno a una secuencia de llenos y vacíos. A partir del vestíbulo principal se extiende un amplio patio de planta cuadrada que organiza los espacios públicos principales: sala de exposiciones, salón de actos, tienda, biblioteca y cafetería. Otro patio, profundo y longitudinal, articula áreas de uso privado: administración, talleres de conservación e investigación. Un último patio constituye la prolongación exterior del espacio de exposición. Una planta sótano completa los espacios de exposición, auditorio y talleres, y alberga áreas para almacenes e instalaciones. El soporte formal del proyecto se apoya en la elección de un número limitado de materiales: muros de hormigón blanco visto, con encofrado de tabla de madera; cubiertas de acero corten; y solados de patios de piedra caliza.