8.11.2018
Concurso Faro de la Cultura – Mención
El proyecto para el Faro de la Cultura busca dar respuesta a las necesidades programáticas desde un enfoque integrador.
Se pretende dar a la comunidad del Barrio Rodrigo Bueno un edificio versátil, de fácil apropiación por su escala pero con carácter suficiente para convertirse en una referencia urbana.
La implantación genera nuevos espacios exteriores vinculados con los usos públicos del edificio.
El principal logro de la propuesta es la creación de un gran vacío que llamamos «Plaza del Faro» y posee múltiples funciones. Por un lado es un ágora; lugar cívico de encuentro, intercambio y permanencia para los vecinos del barrio y para los visitantes que desean conocer el Centro Cultural. Por otro lado funciona como acceso al edificio y como expansión de los usos públicos que se encuentran en la planta baja, en franca relación con la misma. La «Plaza del Faro» funciona como vacío conector entre el edificio y el «Paseo de la Feria», y entre el edificio y la «Plaza Rodrigo Bueno».
Hacia la Reserva Ecológica la estrategia adoptada es un retiro de 6 metros que además de garantizar una excelente relación visual con la misma, genera a nivel peatonal un nuevo recorrido que llamamos «Paseo de la Reserva» y funciona como expansión del área de venta de artesanías y exposiciones.
En relación al programa el edificio se organiza en dos plantas, conectadas mediante una generosa escalera que vincula el Hall en doble altura de la planta baja con la planta alta en donde se encuentran la biblioteca, en relación visual con la «Plaza del Faro» y las diferentes aulas en relación visual con la Reserva Ecológica. También en esta planta están los programas de apoyo vinculados a estos usos cómo los vestuarios y los depósitos.
En la planta baja se organizan los usos más públicos. Frente a la Reserva está la administración y el área de venta de artesanías y exposiciones. Hacia la «Plaza del Faro» se vuelcan el hall de acceso, el café, el aula cocina y el auditorio. Todos ellos con posibilidad de vincularse directamente con el exterior en la medida en que la actividad que se esté desarrollando lo requiera. La configuración clara de la planta facilita su buen funcionamiento y permite flexibilizar e independizar accesos y usos dando como resultado un edificio fuertemente vinculado con la comunidad y de vocación integradora.
El edificio se construye mediante la interrelación de 2 sistemas constructivos que se complementan perfectamente para dar solución a distintos requerimientos programáticos. La envolvente de hormigón contiene los usos que necesitan de espacios y luces más pequeñas y esfuerzos de carga más intensos, tales como las aulas o la administración. En cambio, el sistema metálico facilita espacios más amplios, sin columnas intermedias y con mayor flexibilidad, tales como el auditorio o el hall. Una estricta modulación vincula ambos sistemas y otorga coherencia constructiva al conjunto.
Existe un tercer sistema de menor jerarquía que resuelve las divisiones internas y los espacios de servicio. Se materializa mediante paneles de placas de madera convencionales y es de fácil modificación, lo que permite que el edificio pueda cambiar la configuración interna a medida que el tiempo y los cambios de la sociedad lo requieran.
Se buscó proponer un edificio que tenga como principal motor el servicio al barrio que lo contiene. Sustentable desde un punto de vista social, ya que es flexible, continuo, abierto y transparente, y ambiental porque garantiza la iluminación y la ventilación natural en todos sus ambientes, minimizando el uso de energía para estos fines.