23.10.2013

Golf San Eliseo, en Buenos Aires

La propuesta fue darle vida a un espacio pensado para facilitar la intensa vida social de los dueños de casa. Un lugar para compartir almuerzos y cenas con amigos, con capacidad para albergar un estar, una gran mesa de comer y algunos planos de apoyo para jugar a las cartas o tomar el té.

La construcción es un prisma bajo, un gran techo a dos aguas con la estructura maderera a la vista y mucho cristal. El techo de madera se prolonga hacia el exterior con la misma fisonomía y, gracias a la desaparición del muro testero, el efecto de integración resulta perfecto. Fellinger decidió potenciar las virtudes del lugar. Colocó unas cortinas romanas en el perímetro vidriado, de manera de no perder iluminación y dar una sensación de mayor privacidad e intimidad.

Para el comedor dispuso una gran mesa rodeada de sillas tapizadas en violeta. Dos grandes lámparas teñidas en gris iluminan la mesa. Sobre los pisos claros y pulidos, una mesa redonda Tulip y sillas de Eero Saarinen le dan vida a un rincón. Los tapizados de los sofás alternan géneros lisos y rayados en las gamas del gris y el blanco.

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