16.5.2017

Centro Federico García Lorca

El acceso al nuevo espacio está diseñado como un gran umbral, una puerta que simboliza la apertura del Centro Federico García Lorca a la ciudad y viceversa.

El nuevo edificio que alberga el Centro Federico García Lorca es obra de MX_SI architectural studio, despacho con base en Barcelona ganador del concurso internacional de ideas convocado en 2005. El equipamiento se erige como nuevo referente cultural y se integra de manera natural y fluida en el tejido histórico de la ciudad de Granada, adquiriendo una significativa representatividad urbana.

El acceso al nuevo espacio está diseñado como un gran umbral, una puerta que simboliza la apertura del Centro Federico García Lorca a la ciudad y viceversa. Una arquitectura que plantea una secuencia de escenarios urbanos a diferentes escalas que guía a los visitantes hacia su interior a la vez que permite incorporar el vestíbulo y los elementos públicos del programa con los espacios exteriores que conforman el entorno.

El Centro Federico García Lorca, situado en la plaza de la Romanilla de Granada, abre sus puertas con el objetivo de difundir la obra del poeta y de todas aquellas manifestaciones artísticas contemporáneas –nacionales e internacionales– en los campos de la literatura, el teatro, las artes plásticas y visuales, la música, la investigación y la educación, vinculadas con los valores y la defensa de la libertad que define su legado. Con la finalidad de diseñar un edificio capaz de albergar la programación artística, académica y social del Centro, en 2005 se convocó un concurso internacional de ideas en el que resultó ganador el proyecto del estudio internacional con base en Barcelona MX_SI. Propuesta que el jurado, compuesto por Rafael Moneo, Francesco Dal Co, Juan José La Huerta, Alberto Campo Baeza, Juan Calatrava, Ángel Luis Gijón, Carlos Alberdi, Ángel Muñoz Cadenas, Luis Gerardo García Royo, Inmaculada López Calahorro y Laura García-Lorca, premió, por tratarse de una arquitectura sensible a la conservación de la herencia e identidad del lugar, por lograr un edificio que se integra naturalmente con el espacio público y se disuelve en el espacio urbano, así como, por presentar un acceso que a modo de umbral plantea una secuencia de escenarios urbanos y dota de continuidad a la plaza en la que se ubica.

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El límite entre el contexto histórico-urbano y el espacio arquitectónico se difumina al extender el umbral del edificio que alberga el Centro Federico García Lorca hacia el espacio público de la plaza de La Romanilla. La estrategia del proyecto consiste en esculpir el vacío del solar para generar una gran puerta de acceso al nuevo equipamiento a diferentes escalas. De modo que, la entrada se produce a través de un pasaje cubierto por medio de vigas y puentes que generan un juego de sombras y penumbras y establece inéditas relaciones tridimensionales y espaciales. A su vez, con una intervención natural y fluida, se logra integrar la plaza con la planta baja del Centro la cual se concibe libre de elementos estructurales con el objetivo de albergar una flexible y versátil actividad programática.

El edificio, que se estructura en dos volúmenes de 4.700 m2 solar, se organiza en una sucesión de espacios diferenciados, flexibles y expresivos que albergan sus diferentes usos culturales. Un teatro de 400 butacas equipado con caja acústica y con muros movibles que aíslan del sonido que proviene del vestíbulo y proporcionan la calidad requerida para conciertos y obras de teatro. Una biblioteca que se compone de dos espacios de diferente altura: la zona de libros y la sala de lectura. Desde esta última, es posible visualizar la caja suspendida que alberga el archivo acorazado que custodia los manuscritos originales del poeta. Una sala de exposiciones de generosas dimensiones que ocupa la planta sótano. Además de una cafetería, una tienda, oficinas, almacenes y espacios técnicos.

El nuevo edificio se materializa en hormigón “in-situ” consiguiendo una superficie suave a la vista y al tacto. Una textura en respuesta a la búsqueda de un acabado próximo a la piedra natural que dialoga con las arquitecturas del centro histórico de Granada, a la par que consigue representatividad urbana y se intuye como indiscutible referente cultural en la comunidad.

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