20.7.2010
Centro de investigación e interpretación de los ríos
El proyecto se desarrolla en tres niveles: relacionándose con el lugar, respondiendo al programa y desarrollando la percepción del espacio. Los niveles se mezclan, dialogan y de sus cruces va surgiendo el proyecto.
La Componente Vertical
1. El proyecto interviene en un medio semi-natural desde criterios de sostenibilidad pasiva (la actitud que creemos más eficiente y activa con su entorno), con un programa cultural y aplicando materiales cuyo envejecimiento le permita dialogar con los cambios tonales, cromáticos y de luz del entorno, todo ello sin renunciar a la realización de una obra abstracta (no mimética con el contexto) en lo que supone una acción realizada por el hombre, una «obra violenta» en el sentido que expresaba Ignasi de Sola Morales.
La condición de territorio inundable, situado en un valle fluvial, define la solución planteada desde su inicio. Así, la propuesta queda elevada del terreno natural mediante un sistema de pilotis, realizándose el acceso a través de una rampa que sirve de penetración pero también de elemento que, al elevarse del territorio, permite su observación, emulando la sensación de desprendimiento de la tierra que cualquier río nos brinda cuando intentamos cruzarlo o navegarlo.
2. El proyecto se plantea como la agrupación de cinco módulos en torno a un patio en dos niveles: un jardín japonés sobre-elevado al nivel del pavimento del resto del Centro, recordando su condición artificial al separarse del terreno y su condición natural al arropar un segundo jardín, un jardín de ribera que crece directamente en contacto con el terreno.
El conjunto, presentado como un único elemento arquitectónico, desarrolla sus cinco áreas temáticas como una única sala, abrazando sus recorridos estos dos patios. La vida es aquí representada e interpretada por el río, el elemento que riega el territorio en función de las condiciones natural-geográficas del mismo pero también como proceso generador de vida a través de la artificialidad impuesta por la mano del hombre.
3. En el proyecto la generación de lugares parte de una comprensión completa del espacio. Cuando un ciego congénito recupera la visión la sucesión de espacios deja de ser una continuidad horizontal, en el sentido de sucesión de acontecimientos, según el sentido horizontal del desplazamiento. Cuando esta persona es capaz de ver, queda consternado al darse cuenta de que el espacio continúa hacia arriba, vertiginosamente, mucho más allá de su alcance. La componente vertical del espacio interior queda reflejada en las cúpulas y su fuga a través de los lucernarios. Cuando nos encontramos en el exterior la evidencia de la componente vertical del espacio se intensifica por contraposición, no hay cubierta y sí laterales casi incorpóreos. El material en sí, no limita las visiones laterales, sin embargo cuando disponemos dos muros, sus juegos de reflexión y reflejos limitan las visiones laterales, se plantea un paisaje nuevo o la ampliación del paisaje circundante en el interior del proyecto.
El recorrido siempre doble o infinito, al no existir puertas entre los diferentes espacios, permite infinitos recorridos según las necesidades expositivas o los intereses del observador.
La salida del recorrido se realiza a través de un pasillo descubierto. La doble pared de vidrios y la ausencia de techo intentan dejar en el visitante la sensación de un recorrido interior a través del río. Su salida, al igual que su llegada vuelve a producirse a través de una pasarela sobre un pequeño jardín de plantas autóctonas.