11.10.2011
Casa Schulz
Ubicada en una pequeña urbanización del partido de Pilar, cercana al Río Luján, está rodeada de un medio natural típico de llanura. Sutilmente despegada del suelo, la casa domina el paisaje provocando una sensación de levedad con cierta inspiración ilusoria corbuseriana. Una ilusión, que intenta reproducir una escena para cualificar el espacio, el objeto, a través de recursos formales y sensoriales.
Memoria descriptiva
El énfasis esta puesto en la ingravidez, y en tal sentido en la desaparición de la propia estructura. Así la estructura está concebida como un tubo horizontal de hormigón, compuesto por platea, tabiques, columnas intencionadamente circulares y losa sin vigas, cerrada solo en sus dos laterales. La casa se organiza en una planta cuadrada de 14.50 m de lado, conformando un volumen único de 3.20 m de altura. Si el principal objeto de la casa es el refugio de sus habitantes, el objetivo es mantenerlo en pie y el resultado se exhibe mágicamente, evitando mostrar el sostén, atenuando el efecto de tectonicidad. Lo muestran los detalles de las ventanas laterales en el frente que no permiten a los muros llegar al piso. El mayor propósito de la desaparición de la estructura, está en la clara definición de un espacio único, sin límites interiores y hacia el exterior. El espacio dentro del volumen, se articula a través de la correcta ubicación de tres elementos trabajados como objetos arquitectónicos. Objetos funcionales y estéticos que otorgan belleza al espacio, a través de su rica materialidad. Así tres volúmenes, de madera, piedra y roca de yeso, resuelven las funciones de biblioteca, baños, lavadero, hogar y guardado, definiendo sutilmente los espacios principales de estar, comedor, cocina y dormitorio.
En términos de esa definición del espacio, dos de las columnas visibles cumplen con establecer un punto de referencia para construir los limites, al modo en que las columnas miesianas contribuyen en señalar las huellas del espacio de recinto insinuado en la cruz como representación del cruce de muros, aquí la forma circular minimiza el efecto y proporciona una continuidad espacial, intencionando la desaparición del elemento a través de su exagerada esbeltez. El espacio se vive único. Desde la cocina se ve el estar comedor, la calle y el jardín; desde el escritorio se tiene contacto con el frente, el estar y la cocina a través del pasillo. Desde el dormitorio se ve el jardín, el escritorio y a través del hogar se descubre el estar. El estar comedor reúne todas las relaciones por estar ubicado en el centro de la planta, en especial las exteriores, a través de la galería. La galería se convierte en espacio interior. La fusión se produce al desaparecer la carpintería de vidrio que se esconde quedando detrás del volumen de piedra, cortándolo en dos, siendo hogar en el interior y deposito con baño al exterior. Estos usos se esconden detrás de grandes puertas de piedra. El mismo recurso de ocultarse, se repite en la heladera y el placard de recepción escondidos detrás del revestimiento de madera de la cocina y del hall principal. La casa es un refugio para el encuentro, un espacio único de reunión permanente. La casa es cobijo, es celebración, se nos brinda, nos recibe abierta, permeable y transparente.