27.11.2024
Casa Fruto del bosque
La obra se sitúa en la pintoresca costa atlántica bonaerense, con la particularidad de estar en medio del bosque de la localidad de Mar Azul, donde los pinos son acariciados por la brisa marina durante todo el año.
El proyecto fue evolucionando hacia un refugio de mar, invitando al usuario a sentirse cobijado en esa particular atmósfera generada por el bosque.
El proyecto avanzó bajo estas 3 pautas que eran esenciales: Presupuesto contenido, rápida ejecución y bajo o nulo mantenimiento en el tiempo. Sabíamos que el éxito estaba en la elección de los materiales y su impronta. Apelamos a la memoria colectiva zonal, a esos chalets de ladrillo visto tan característicos de la zona costera en los años 70s. Tomando un poco de esa memoria, reinterpretándola, y así generar un lenguaje contemporáneo a partir de ese recurso.
Concebimos la vivienda como una extensión del paisaje, donde aparece una estructura de hormigón visto en láminas que se va elevando del terreno dejando un zócalo vacío. De esta manera nos protegemos de la humedad del terreno y aseguramos un mejor paso del tiempo. La estructura soporta las cargas, define los espacios, los usos y la expresión material, en colaboración con los ladrillos nos dan la versatilidad suficiente como para buscar en la traba de las piezas las respuestas a las necesidades de las distintas estancias de la vivienda. Además, condicionan e intencionan el asoleamiento y las visuales.
La vivienda no solo busca ser refugio en medio del bosque, sino un santuario personal donde arquitectura y territorio coexistan en perfecta armonía, sino además ofrecer un espacio de tranquilidad e introspección para que sus usuarios puedan disfrutar de la naturaleza en estado puro.