1.12.2016
Casa Forest
Los deseos y el programa espacial requerido por una familia de cinco amantes de la naturaleza y del arte se integraron estratégicamente en una compacta escultura cristalina, utilizando la parcela hasta sus líneas divisorias.
La parcela inclinada hacia el sur, no lejos de Basilea, está enmarcada al este y al sur por un hermoso bosque caducifolio. Las impresionantes vistas al denso follaje de color verde intenso durante el verano y a la aireada masa de ramas sin hojas en el invierno fueron un factor decisivo para calibrar la luz del día y organizar los espacios de esta casa, en interacción con el entorno natural, convirtiéndose en el leitmotiv de su arquitectura.
Los deseos y el programa espacial requerido por una familia de cinco amantes de la naturaleza y del arte se integraron estratégicamente en una compacta escultura cristalina, utilizando la parcela hasta sus líneas divisorias. La diferenciación entre dormitorios y espacios privados, por un lado, y espacios abiertos y públicos por el otro (entrada, comedor, cocina, chimenea, estudio, biblioteca) se hace tangible a través de escaleras tipo túnel y plataformas que forman una secuencia espacial continua. El alto pasillo central es parte de cada secuencia de los ambientes, conectándolos todos visualmente.
El salón flota como un nido de pájaro entre las ramas. Las paredes y los techos de hormigón expuesto, así como los muebles de roble incorporados, evocan una impresión elemental, reducida, que no intenta competir con el ambiente natural. Las paredes de yeso crudo encerado de las habitaciones se pulen de modo que reflejen el aire libre, trayéndolo fuertemente adentro con sus cuidadosos detalles. En el techo, una gran terraza se extiende de manera reservada. La piel exterior de color tierra y la volumetría angular del edificio entablan un diálogo continuo con el entorno natural, buscando constantemente tanto el contraste como la armonización con la naturaleza.
Visitá el texto original en inglés > http://bit.ly/2gYriro