17.5.2017
Casa Azulejo
El proyecto fue concebido para permitir diversas configuraciones y ocupaciones por parte de sus habitantes. El área construida tiene 65 m2 con ambientes sociales y privados de cómodas dimensiones para su uso.
La unidad como dibujo de la ciudad
Calles sin niños, vecinos que no se conocen, el invariable aislamiento de las viviendas. La unidad residencial está cerca de convertirse en una prisión. Para el sociólogo Zygmunt Bauman existe un proceso de apertura global a través de redes sociales digitales y, simultáneamente, de aislamiento a través de los altos muros de los condominios como garantía de una falsa seguridad.
Además de no garantizar la seguridad en términos prácticos, el problema principal de esa configuración es la pérdida de las relaciones sociales. ¿Qué sociedad queremos construir?
Jane Jacobs, basada en datos y en la percepción de los individuos, sostienen que la presencia de las personas en las calles y dentro de sus viviendas con vistas a una calle crean un ambiente más seguro y vibrante tanto para los residentes como para los transeúntes que actúan inconscientemente como observadores del lugar. Son los ojos de la calle.
La unidad
El proyecto fue concebido para permitir diversas configuraciones y ocupaciones por parte de sus habitantes. El área construida tiene 65 m2 con ambientes sociales y privados de cómodas dimensiones para su uso. También cuentan con un generoso área exterior de 87 m2 que puede ser utilizado como garaje y para desarrollar allí otras actividades. En el patio trasero, por ejemplo, se puede prepara el tradicional churrasco que es parte de la cultura brasileña, un evento social para el acercamiento de las personas, y que sin embargo, ocurre cada vez menos espontáneamente. La estrategia utilizada fue tratar la vivienda unifamiliar como tal y no como una unidad de apartamento, valorando sus rasgos más llamativos, entendiendo su gran potencial para el proyecto.
Personalización
Otro problema de las viviendas horizontales es la monotonía de formas. Todas las casas son iguales, como si todas las personas tuvieran los mismos gustos, las mismas personalidades, como si fueran sólo números a los que es necesario atender. Los residentes tienen una necesidad, más que un sentido de pertenencia, de hacer que su vivienda refleje sus voluntades y creencias, y de esta manera valoran el edificio y el barrio.
Con este objetivo se propone un panel frontal de azulejos personalizables, como último elemento de entrega de la propiedad. Los residentes eligen lo que quieren grabar en la fachada de su casa y de esta manera lo hacen único, e incluso así cumplen con los requisitos técnicos y los criterios económicos de la producción en masa.
Además del panel, la fachada con un generoso plano de vidrio permite la diferenciación entre las unidades mediante ladrillos, persianas y cortinas con texturas, dimensiones y colores distintos entre sí, pero aún así, manteniendo un orden general.
Visitá el texto original en inglés > http://bit.ly/2rfpP4E