4.7.2022

Bon dia, Carme!

El comercio forma parte indisoluble de la calle. Mejorar la vitalidad, el confort y la seguridad del espacio público pasa por incentivar la ocupación de locales cerrados y acentuar la relación a través de los escaparates.

Esta es la tarea que se desarrolla a pie de calle en el proyecto Bon dia, Carme!. En un año se abren 1000m² comerciales y se activan 120m de fachada en una única plaza del centro histórico de Olot.

Los cambios en el modelo de consumo han acentuado el declive comercial del centro muchas ciudades. Partiendo de la premisa que la actividad y el carácter de la calle dependen de las fachadas y de lo que suceda detrás de ellas, la regeneración urbana de estos espacios comporta inevitablemente la movilización del parque de plantas bajas opacas o vacías. Esta relación se establece a través de los escaparates, con sus extensiones hacia fuera con toldos y veladores y hacia dentro con el producto expuesto.

Conviene pues difuminar la frontera entre lo público y lo privado, desde el punto de vista físico y, especialmente, desde el punto de vista de la gestión urbana. Así parte el proyecto Bon dia, Carme!, que aglutina y acompaña una ilusión colectiva: la reactivación de la Plaça del Carme, en el centro de Olot. Replantea el encargo de urbanización tradicional, priorizando la inversión en las plantas bajas y engloba, también, la apertura de la Escuela de Arte a la ciudad y la puesta a punto de un antiguo edificio industrial para la cooperativa de consumo L’Artiga. Es un proyecto de proyectos, con 3 promotores y 8 comerciantes implicados.

Se aborda desde la acupuntura, como un catálogo de acciones que otorgan complejidad y profundidad a las relaciones entre la calle y las plantas bajas. Así mismo, se prioriza el aprovechamiento de elementos existentes en el lugar o olvidados en almacenes municipales. Este catálogo contempla el arbolado caducifolio que acompaña las fachadas, la iluminación de la calle desde el perímetro o desde los interiores –con la colaboración de Simon Group y la intervención del artista visual Quim Domene–, la adaptación de aperturas ciegas como hornacinas para la exposición de esculturas de la Escuela de Arte y la reforma de escaparates –carpinterías, rótulos, toldos y sistemas expositivos– para dotarlos de la máxima transparencia y relación con la calle.

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Durante los nueve meses que dura la obra se establece en la plaza La oficina del Carme, donde se cocina la reactivación del espacio. Éste es el punto de encuentro entre vecinos, comerciantes, propietarios y técnicos, que adoptan también el rol de facilitadores, gestores y mediadores. La división del proyecto en fases permite ajustarlo a las necesidades detectadas.

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